Pese a los contratiempos, Verdi se luce en el Teatro Municipal

Los dos Foscari, foto de Patricio Melo (c)
Los dos Foscari, foto de Patricio Melo (c)
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Aunque su regreso luego de más de tres décadas de ausencia del escenario capitalino debió enfrentar cambios de fecha y elenco y problemas de salud de sus protagonistas, las funciones de la ópera “Los dos Foscari” ofrecen destacados aciertos musicales en sus dos elencos, en el marco de una sobria y hermosa producción. Las funciones se extienden hasta este sábado 26.

Por Joel Poblete

Ha sido sin dudas el título que debió sufrir mayores modificaciones antes de su estreno en la actual temporada lírica del Teatro Municipal de Santiago. Desde que el año pasado se anunciara el regreso de la ópera “Los dos Foscari” de Verdi, luego de más de tres décadas de su última presentación en ese escenario (en 1982, en las que además fueron sus únicas funciones en Chile en el siglo XX), hubo diversos cambios. Originalmente la producción contaría con la dirección musical del maestro italiano Daniele Callegari, la escenografía e iluminación de Enrique Bordolini y el vestuario de Imme Möller, y estaría protagonizada por el destacado barítono ucraniano Vitaliy Bilyy, quien ya ha destacado anteriormente en actuaciones en roles de Verdi en el Municipal. Pero a lo largo del último semestre se fueron produciendo variaciones, y ninguno de estos artistas participó en esta obra, e incluso en el caso del protagonista se pasó de Bilyy al polaco Andrzej Dobber (quien protagonizara Rigoletto en ese teatro en 2010), y finalmente a quien lo está cantando en estos días, el rumano Sebastian Catana.

Y por si no bastara, el estreno del elenco internacional, originalmente fijado para el martes 15, debió postergarse -algo que rara vez ocurre en el Municipal, aduciendo en esta ocasión razones técnicas- hasta este lunes 21, aunque el segundo reparto, el llamado elenco estelar, pudo debutar antes, con la gala presidencial del 18 de septiembre, transmitida por TVN y que no pudo contar con la presencia de la presidenta Bachelet ya que ésta viajó a la IV región a visitar la zona afectada por el tsunami. Y luego de que uno de los ensayos finales hasta debió realizarse durante el fuerte sismo del miércoles 16, cuando finalmente se produjo el debut oficial de ambos repartos, este lunes y martes, en cada uno de los dos casos uno de sus protagonistas mostró evidentes signos de enfermedad.

Que a pesar de todo lo señalado las funciones de “Los dos Foscari” estén siendo muy aplaudidas por el público y merezcan ser recomendadas, se debe a diversos factores. De partida, por supuesto gracias a su autor, Giuseppe Verdi. Estrenada en 1844, injustamente subvalorada y escasamente representada durante buena parte del siglo XX, la sexta ópera del compositor italiano ha vuelto a ser considerada por los teatros en las últimas décadas, y aún más en los años recientes, desde que Plácido Domingo incluyera el rol protagónico en su discutible nueva faceta como “barítono”. Basada en la obra de Lord Byron inspirada en personajes reales, acá la historia se centra en el veterano dux Francesco Foscari, líder veneciano al que sus rivales políticos quieren derrocar, por lo que procesan injustamente a su hijo Jacopo, lo que deja en una incómoda situación al gobernante, quien vacila entre su deber político y su rol de padre, contando sólo con el apoyo de su nuera, Lucrezia Contarini.

Como en los títulos anteriores y más conocidos de esta etapa temprana del maestro -”Nabucco”, “Los lombardos” y “Ernani”-, en lo musical es aún notoria la influencia del estilo belcantista de compositores como Donizetti y Bellini, pero más allá de lo esquemático, aunque en apariencia la mezcla de intriga política y drama romántico es convencional, los personajes adquieren cada vez más relieve teatral y desarrollo psicológico a través de la atractiva partitura verdiana, siendo capaces de generar emociones en el espectador e incluso sirviendo de antecedente a las fascinantes obras de madurez que vendrían en las décadas posteriores. En el elenco internacional, el director titular de la Filarmónica de Santiago, el ruso Konstantin Chudovsky, se mostró mucho más sutil y acertado que en sus otras dos incursiones líricas de este año -”Rusalka” y “Madama Butterfly”-, en especial en el equilibrio entre las voces solistas y la orquesta; y en el elenco estelar, el maestro chileno Pedro-Pablo Prudencio fue incluso más incisivo en su acercamiento a la música verdiana, transitando sólidamente entre los vigorosos, enérgicos y contagiosos ritmos de algunos momentos con los pasajes más líricos y dramáticos de otros.

Además de la maestría de las melodías verdianas a las que es difícil resistirse, este regreso de “Los dos Foscari” también brilló gracias a su estupenda puesta en escena, a cargo de talentosos artistas argentinos. El director teatral Pablo Maritano, quien ya ha destacado en este escenario con sus propuestas para “El trovador” en 2013 y el año pasado en “Otello”, ofreció otro buen acercamiento a Verdi con una propuesta fluida, sutil y atenta a las situaciones dramáticas; a pesar de las limitaciones visuales en la transmisión televisiva, ya habíamos apreciado sus aciertos en la gala del 18, pero estando en el teatro mismo los logros se confirman y acentúan: su decisión de trasladar la acción desde mediados del siglo XV hasta el período de entreguerra en el siglo XX, funcionó muy bien y se hizo más coherente gracias a la bella y sobria escenografía de Nicolás Boni, de cuidada recreación de la arquitectura veneciana, y el lucido y detallado vestuario de Sofía Di Nunzio. La iluminación, a cargo del chileno Ricardo Castro, ayudó a reforzar los matices dramáticos y subrayar los claroscuros en los decorados y el argumento mismo.

Y el elemento decisivo que termina de entusiasmar en este montaje: los cantantes. Y eso que como ya se dijo, en ambos repartos hubo notorios problemas con alguno de los solistas. En el estreno del lunes 21 del elenco internacional, interpretando al dux en su debut en Chile, el barítono rumano Sebastian Catana tosió no muy disimuladamente durante buena parte de la función, y aunque de todos modos cantó con buen volumen, su voz demostró no estar en las condiciones ideales, lo que de seguro incidió en una entrega teatral discreta e incluso distraída, lo que restó fuerza y dramatismo a la conmovedora escena final; una lástima, considerando su buen curriculum como cantante verdiano y que los videos suyos disponibles en internet dan cuenta de dotes para este compositor, por lo que es de esperar que en las restantes funciones esté mucho mejor. Y en el debut oficial del elenco estelar, este martes 22, como Jacopo Foscari el tenor chileno Gonzalo Tomckowiack partió menos cómodo y seguro que en otras presentaciones suyas, situación que se fue acentuando durante la función y afectando notoriamente todo su desempeño, aunque de manera profesional intentó cantar hasta el final; a su favor hay que decir que en la transmisión televisiva de la gala había cantado bien, por lo que es de esperar que se recupere para la última función de su reparto, este viernes 25.

Afortunadamente, aunque en ambos casos se trataba de uno de los dos Foscari, sus respectivos elencos lograron salir adelante y cosechar aplausos. En el elenco internacional, una de las sopranos que están destacando más a nivel internacional en el repertorio verdiano, la estadounidense Tamara Wilson, brilló especialmente en su regreso al Municipal, donde debutó en 2011 protagonizando “Aida”, el mismo rol con el que el año pasado debutó en el Metropolitan Opera House de Nueva York; merecidamente ovacionada por el público, su Lucrezia fue adecuadamente intensa y dramática, y en lo vocal lució un material poderoso y atractivo, de contundente volumen y cómodo en los distintos registros, capaz de sutilezas en sus momentos elegíacos, pero también de aportar la fiereza de los episodios más enérgicos. ¡Un gran acierto! A su lado, el tenor coreano Alfred Kim, quien ya ha interpretado en el Municipal las óperas “El trovador”, “Cavalleria rusticana”, “Tosca” y “Carmen”, cantó por primera vez en su carrera el rol de Jacopo y volvió a causar una sólida impresión por su potente voz y comprometida interpretación, destacando especialmente en el aria y cabaletta de su primera aparición, pero también en el dramatismo de las escenas posteriores.

En el caso del elenco estelar, gracias a dos artistas argentinos que ya han dejado buena impresión cantando previamente Verdi en el Municipal: el barítono Omar Carrión fue un buen dux Foscari, noble, convincente y sereno en lo actoral, y de competente entrega vocal, en especial en la última escena, y la soprano Mónica Ferracani actuó creíblemente y resolvió bien las arduas exigencias vocales del rol de Lucrezia, aunque en algunas notas o ciertos pasajes su emisión tuviera ocasionales deslices. En ambos repartos estuvieron muy bien los intérpretes de los roles secundarios, cantados por los chilenos Patricio Sabaté y Sergio Gallardo en el papel del implacable villano Loredano, las sopranos Paola Rodríguez y Yeanethe Münzenmayer como Pisana, los tenores Luis Rivas y Claudio Fernández como Barbarigo, el bajo Augusto de la Maza como un sirviente y el tenor Claudio Esteban Cerda como un oficial. Y el Coro del teatro, dirigido por Jorge Klastornik, vuelve a lucirse, en particular tratándose de Verdi, compositor que siempre escribió hermosos pasajes corales y además en las impactantes escenas de conjunto.

“Los dos Foscari” continuará con funciones toda esta semana, con el elenco internacional este miércoles 23, jueves 24 y sábado 26, y con el elenco estelar el viernes 25.

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Aunque su regreso luego de más de tres décadas de ausencia del escenario capitalino debió enfrentar cambios de fecha y elenco y problemas de salud de sus protagonistas, las funciones de la ópera “Los dos Foscari” ofrecen destacados aciertos musicales en sus dos elencos, en el marco de una sobria y hermosa producción. Las funciones se extienden hasta este sábado 26.

Por Joel Poblete

Ha sido sin dudas el título que debió sufrir mayores modificaciones antes de su estreno en la actual temporada lírica del Teatro Municipal de Santiago. Desde que el año pasado se anunciara el regreso de la ópera “Los dos Foscari” de Verdi, luego de más de tres décadas de su última presentación en ese escenario (en 1982, en las que además fueron sus únicas funciones en Chile en el siglo XX), hubo diversos cambios. Originalmente la producción contaría con la dirección musical del maestro italiano Daniele Callegari, la escenografía e iluminación de Enrique Bordolini y el vestuario de Imme Möller, y estaría protagonizada por el destacado barítono ucraniano Vitaliy Bilyy, quien ya ha destacado anteriormente en actuaciones en roles de Verdi en el Municipal. Pero a lo largo del último semestre se fueron produciendo variaciones, y ninguno de estos artistas participó en esta obra, e incluso en el caso del protagonista se pasó de Bilyy al polaco Andrzej Dobber (quien protagonizara Rigoletto en ese teatro en 2010), y finalmente a quien lo está cantando en estos días, el rumano Sebastian Catana.

Y por si no bastara, el estreno del elenco internacional, originalmente fijado para el martes 15, debió postergarse -algo que rara vez ocurre en el Municipal, aduciendo en esta ocasión razones técnicas- hasta este lunes 21, aunque el segundo reparto, el llamado elenco estelar, pudo debutar antes, con la gala presidencial del 18 de septiembre, transmitida por TVN y que no pudo contar con la presencia de la presidenta Bachelet ya que ésta viajó a la IV región a visitar la zona afectada por el tsunami. Y luego de que uno de los ensayos finales hasta debió realizarse durante el fuerte sismo del miércoles 16, cuando finalmente se produjo el debut oficial de ambos repartos, este lunes y martes, en cada uno de los dos casos uno de sus protagonistas mostró evidentes signos de enfermedad.

Que a pesar de todo lo señalado las funciones de “Los dos Foscari” estén siendo muy aplaudidas por el público y merezcan ser recomendadas, se debe a diversos factores. De partida, por supuesto gracias a su autor, Giuseppe Verdi. Estrenada en 1844, injustamente subvalorada y escasamente representada durante buena parte del siglo XX, la sexta ópera del compositor italiano ha vuelto a ser considerada por los teatros en las últimas décadas, y aún más en los años recientes, desde que Plácido Domingo incluyera el rol protagónico en su discutible nueva faceta como “barítono”. Basada en la obra de Lord Byron inspirada en personajes reales, acá la historia se centra en el veterano dux Francesco Foscari, líder veneciano al que sus rivales políticos quieren derrocar, por lo que procesan injustamente a su hijo Jacopo, lo que deja en una incómoda situación al gobernante, quien vacila entre su deber político y su rol de padre, contando sólo con el apoyo de su nuera, Lucrezia Contarini.

Como en los títulos anteriores y más conocidos de esta etapa temprana del maestro -”Nabucco”, “Los lombardos” y “Ernani”-, en lo musical es aún notoria la influencia del estilo belcantista de compositores como Donizetti y Bellini, pero más allá de lo esquemático, aunque en apariencia la mezcla de intriga política y drama romántico es convencional, los personajes adquieren cada vez más relieve teatral y desarrollo psicológico a través de la atractiva partitura verdiana, siendo capaces de generar emociones en el espectador e incluso sirviendo de antecedente a las fascinantes obras de madurez que vendrían en las décadas posteriores. En el elenco internacional, el director titular de la Filarmónica de Santiago, el ruso Konstantin Chudovsky, se mostró mucho más sutil y acertado que en sus otras dos incursiones líricas de este año -”Rusalka” y “Madama Butterfly”-, en especial en el equilibrio entre las voces solistas y la orquesta; y en el elenco estelar, el maestro chileno Pedro-Pablo Prudencio fue incluso más incisivo en su acercamiento a la música verdiana, transitando sólidamente entre los vigorosos, enérgicos y contagiosos ritmos de algunos momentos con los pasajes más líricos y dramáticos de otros.

Además de la maestría de las melodías verdianas a las que es difícil resistirse, este regreso de “Los dos Foscari” también brilló gracias a su estupenda puesta en escena, a cargo de talentosos artistas argentinos. El director teatral Pablo Maritano, quien ya ha destacado en este escenario con sus propuestas para “El trovador” en 2013 y el año pasado en “Otello”, ofreció otro buen acercamiento a Verdi con una propuesta fluida, sutil y atenta a las situaciones dramáticas; a pesar de las limitaciones visuales en la transmisión televisiva, ya habíamos apreciado sus aciertos en la gala del 18, pero estando en el teatro mismo los logros se confirman y acentúan: su decisión de trasladar la acción desde mediados del siglo XV hasta el período de entreguerra en el siglo XX, funcionó muy bien y se hizo más coherente gracias a la bella y sobria escenografía de Nicolás Boni, de cuidada recreación de la arquitectura veneciana, y el lucido y detallado vestuario de Sofía Di Nunzio. La iluminación, a cargo del chileno Ricardo Castro, ayudó a reforzar los matices dramáticos y subrayar los claroscuros en los decorados y el argumento mismo.

Y el elemento decisivo que termina de entusiasmar en este montaje: los cantantes. Y eso que como ya se dijo, en ambos repartos hubo notorios problemas con alguno de los solistas. En el estreno del lunes 21 del elenco internacional, interpretando al dux en su debut en Chile, el barítono rumano Sebastian Catana tosió no muy disimuladamente durante buena parte de la función, y aunque de todos modos cantó con buen volumen, su voz demostró no estar en las condiciones ideales, lo que de seguro incidió en una entrega teatral discreta e incluso distraída, lo que restó fuerza y dramatismo a la conmovedora escena final; una lástima, considerando su buen curriculum como cantante verdiano y que los videos suyos disponibles en internet dan cuenta de dotes para este compositor, por lo que es de esperar que en las restantes funciones esté mucho mejor. Y en el debut oficial del elenco estelar, este martes 22, como Jacopo Foscari el tenor chileno Gonzalo Tomckowiack partió menos cómodo y seguro que en otras presentaciones suyas, situación que se fue acentuando durante la función y afectando notoriamente todo su desempeño, aunque de manera profesional intentó cantar hasta el final; a su favor hay que decir que en la transmisión televisiva de la gala había cantado bien, por lo que es de esperar que se recupere para la última función de su reparto, este viernes 25.

Afortunadamente, aunque en ambos casos se trataba de uno de los dos Foscari, sus respectivos elencos lograron salir adelante y cosechar aplausos. En el elenco internacional, una de las sopranos que están destacando más a nivel internacional en el repertorio verdiano, la estadounidense Tamara Wilson, brilló especialmente en su regreso al Municipal, donde debutó en 2011 protagonizando “Aida”, el mismo rol con el que el año pasado debutó en el Metropolitan Opera House de Nueva York; merecidamente ovacionada por el público, su Lucrezia fue adecuadamente intensa y dramática, y en lo vocal lució un material poderoso y atractivo, de contundente volumen y cómodo en los distintos registros, capaz de sutilezas en sus momentos elegíacos, pero también de aportar la fiereza de los episodios más enérgicos. ¡Un gran acierto! A su lado, el tenor coreano Alfred Kim, quien ya ha interpretado en el Municipal las óperas “El trovador”, “Cavalleria rusticana”, “Tosca” y “Carmen”, cantó por primera vez en su carrera el rol de Jacopo y volvió a causar una sólida impresión por su potente voz y comprometida interpretación, destacando especialmente en el aria y cabaletta de su primera aparición, pero también en el dramatismo de las escenas posteriores.

En el caso del elenco estelar, gracias a dos artistas argentinos que ya han dejado buena impresión cantando previamente Verdi en el Municipal: el barítono Omar Carrión fue un buen dux Foscari, noble, convincente y sereno en lo actoral, y de competente entrega vocal, en especial en la última escena, y la soprano Mónica Ferracani actuó creíblemente y resolvió bien las arduas exigencias vocales del rol de Lucrezia, aunque en algunas notas o ciertos pasajes su emisión tuviera ocasionales deslices. En ambos repartos estuvieron muy bien los intérpretes de los roles secundarios, cantados por los chilenos Patricio Sabaté y Sergio Gallardo en el papel del implacable villano Loredano, las sopranos Paola Rodríguez y Yeanethe Münzenmayer como Pisana, los tenores Luis Rivas y Claudio Fernández como Barbarigo, el bajo Augusto de la Maza como un sirviente y el tenor Claudio Esteban Cerda como un oficial. Y el Coro del teatro, dirigido por Jorge Klastornik, vuelve a lucirse, en particular tratándose de Verdi, compositor que siempre escribió hermosos pasajes corales y además en las impactantes escenas de conjunto.

“Los dos Foscari” continuará con funciones toda esta semana, con el elenco internacional este miércoles 23, jueves 24 y sábado 26, y con el elenco estelar el viernes 25.