Producir energía en forma distinta, optimizar el consumo en los transportes y la construcción, reducir la deforestación y transformar la agricultura: para limitar el impacto del cambio climático, los científicos llamaron este viernes a tomar medidas urgentes y de gran envergadura.
El llamado fue lanzado en una declaración que puso fin a cuatro días de debates en la sede de la Unesco en París, en presencia de 2.000 expertos de unos 100 países, faltando menos de cinco meses para la conferencia sobre el clima (COP21) de París que se espera sea un momento decisivo en la lucha contra el cambio climático.
“El cambio climático es un desafío determinante del siglo XXI” y “2015 es un año crucial para realizar avances”, escriben 36 eminentes investigadores que representan al comité científico de la conferencia de la Unesco.
Los impactos del cambio climático que se están dando a una velocidad sin precedentes “ya afectan a todos los continentes, del ecuador a los polos, de las montañas a las llanuras”, aseguran. Advierten que las modificaciones del sistema climático favorecen los fenómenos extremos (olas de calor, fuertes precipitaciones, fuegos forestales, sequías, fundición de las nieves y los hielos).
El elevamiento del nivel del mar, la acidificación de los océanos, la migración acelerada de especies marinas, el declive de otras o la modificación del rendimiento agrícola son también consecuencias del calentamiento y se incrementarán si el alza mundial del termómetro sigue al ritmo actual.
El recalentamiento “tiene el potencial de afectar a cada región del mundo, cada ecosistema y numerosos aspectos de la actividad humana”, advierten los investigadores, en su mayoría miembros del grupo intergubernamental de expertos sobre la evolución del clima (Giec), un referente en la materia.
El mundo se encuentra por lo tanto ante un parteaguas y “cada país tiene un papel que cumplir”, prosiguen, mientras que 195 naciones deben concluir en diciembre en París un acuerdo universal que comprometa a todos los países –desarrollados, emergente o en vías de desarrollo– hacia un modelo económico cada vez menos basado en energías fósiles (gas, carbono, petróleo).
“Económicamente factible”
“Una acción ambiciosa destinada a reducir las emisiones de gas de efecto invernadero para que no superen un alza de 2ºC a escala planetaria “es económicamente realizable” según ellos. Postergar las medidas “aumentarán sus costos y su complejidad”.
En las próximas décadas, las inversiones en el sector de la energía alcanzarán montos exorbitantes y las sumas necesarias para una transición a energías limpias (no emisoras de gases con efecto invernadero) constituirían “una pequeña fracción de los montos”, calcularon los economistas.
Joseph Stiglitz, premio Nobel de Economía, argumentó este viernes en ese sentido durante una presentación en la Unesco: invertir para luchar contra el cambio climático “estimularía el crecimiento y el empleo”, aseguró. Eso permitiría además luchar contra “el incremento de las desigualdades”, insistió.
Al destacar que muchos países ni siquiera logran suprimir las subvenciones a las energías fósiles, el economista preconiza “un precio único para el carbono” a nivel mundial.
En su declaración, los científicos recuerdan que para limitar el recalentamiento a 2ºC (tomando en cuenta que ya se ha registrado + 0,8°C) las emisiones de gases con efecto invernadero deben ser nulas de aquí a fines de siglo, lo cual necesita una reducción de 40 a 70% en 2050 con relación a 2010.
Para avanzar en esa dirección, los sectores en los que es más fácil actuar son: deforestación, eficacia energética, producción de electricidad, edificios y automóviles, precisan los investigadores.
Actuar a nivel “de la aviación, los camiones, el sector marítimo y la agricultura, será más complicado”.
Finalmente, para alentar a los políticos a actuar sin demoras, invocan la “vulnerabilidad” más importante de los países donde existe pobreza, desigualdades, falta de infraestructura y buena gobernanza”.