El papa Francisco defendió la reinserción de los presos en la sociedad, al visitar este viernes la cárcel boliviana de Palmasola y presentarse ante los reos como “un hombre perdonado” y “salvado de muchos pecados”, en una de sus últimas actividades antes de partir a Paraguay.

En la prisión más peligrosa y hacinada del país, una especie de ciudadela ubicada en Santa Cruz, Francisco se despojó de todos los oropeles de pontífice y enfatizó que “reclusión no es lo mismo que exclusión, que quede claro, porque la reclusión forma parte de un proceso de reinserción en la sociedad”.

Francisco caminó lentamente en un amplio patio del recinto, donde era aguardado por 2.800 presos y sus familiares. Abrazó a todos y besó a niños en brazos. Detrás de él, personal del Vaticano repartía rosarios mientras una delicada melodía cristiana acompañaba su paso.

“El que está ante ustedes es un hombre perdonado. Un hombre que fue y es salvado de sus muchos pecados. Y así es como me presento”, les dijo.

“Recen por mí. Recen, también hice mis errores. Yo también necesito penitencia”, agregó.

Antes de acudir a la cárcel, el Vaticano informó que el papa visitó a la Virgen patrona de Bolivia, a la que le donó las condecoraciones que recibió de manos del presidente Evo Morales.

Es sabido que el papa no acepta ningún tipo de distinción. Aunque no se especificó nada sobre el polémico Cristo crucificado sobre la hoz y el martillo, que también recibió de regalo de parte del presidente boliviano.

Francisco cierra este viernes su tercer y último día de visita en Bolivia, y luego parte a Paraguay, última etapa de una gira que comenzó el domingo pasado en Ecuador.

No nos abandonen

Francisco, de 78 años, escuchó testimonios de prisioneros, entre ellos el de la reclusa Analía Parada, quien le pidió al pontífice que hiciera conocer el “terrorismo jurídico que sufren las personas de escasos recursos”. Al finalizar, Parada se quebró y se refugió en un abrazo del papa.

“Que hayamos cometido un delito no significa que nos deban dejar así, en el abandono”, le dijo otro recluso entre aplausos de los asistentes.

“No tengo mucho más para darles u ofrecerles, pero lo que tengo y lo que amo sí quiero dárselos, sí quiero compartirlo: Jesucristo, la misericordia del Padre”, les dijo Francisco, quien por un momento perdió el solideo por el viento. “Mientras no se me vuele la cabeza, no hay problema”, bromeó.

El pontífice argentino pidió de manera específica visitar Palmasola, una hacinada ciudadela carcelaria que alberga a 4.800 reos, quienes se enfrentaron por pugnas de poder en 2013, con un saldo de 35 muertos. 

En Palmasola, en las afueras de Santa Cruz, ciudad donde Francisco cumplió el grueso de su actividad, viven unos 120 niños con sus padres presos, expuestos a todo tipo de peligros.

Estuve preso y me visitaste

El arzobispo de Sucre y responsable de la pastoral penitenciaria Jesús Juárez aseguró que la presencia de Francisco hace real las palabras de Jesús: “Estuve en la cárcel y fuiste a verme”.

Miles de familiares de presos aguardaron el paso del papa en las afueras del penal. “Tengo un sobrino que está adentro por cosas de vida de muchacho, la verdad, más que todo estamos la gente adentro y afuera emocionadas. Siento que el santo padre está viniendo y trae paz para todos”, dijo Ana Vargas, a la AFP. 

Bolivia tiene la mayor cantidad de presos sin sentencia en toda Latinoamérica, con 84%, seguido de Paraguay, con 71% en esta situación, según la Defensoría del Pueblo. Además tiene una alarmante tasa de hacinamiento -con 15.000 presos en cárceles cuya capacidad real es de 5.000-, por lo que el gobierno impulsa procesos de indulto.

En la ultima actividad que el papa cumplirá en esta nación figura una reunión reservada con los obispos bolivianos.

Perdón a nombre de la Iglesia

Francisco lanzó el jueves un histórico pedido de perdón a nombre de la Iglesia, por los crímenes cometidos contra indígenas durante la conquista de América, en una jornada marcada por su apoyo a reivindicaciones sociales, que lo llevaron a ser llamado “papa revolucionario”.

“Pido humildemente perdón, no sólo por las ofensas de la propia Iglesia sino por los crímenes contra los pueblos originarios durante la llamada conquista de América”, dijo el primer papa latinoamericano, ante una cumbre de movimientos populares que lo aplaudió enardecida.

Durante su estancia en Bolivia, el papa hizo hincapié en la labor social de la Iglesia católica y en la defensa del medio ambiente. Además hizo un interesante abordaje de asuntos puntuales como el capitalismo o la inclusión de los pobres.

“Digámoslo sin miedo: queremos un cambio”, clamó el papa en alusión al libre mercado. Francisco sustentó que “este sistema ya no se aguanta, no lo aguantan los campesinos, no lo aguantan los trabajadores, no lo aguantan las comunidades, no lo aguantan los Pueblos… Y tampoco lo aguanta la Tierra”.