La nueva propuesta del gobierno griego a sus acreedores, examinada este viernes por el parlamento heleno, ha devuelto la esperanza de un acuerdo in extremis que permita a Grecia permanecer en la zona euro.
Esta propuesta será analizada el sábado por los ministros de Finanzas de la zona euro. El presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, dijo que “una importante decisión” será tomada en esta reunión.
La cita del Eurogrupo se celebrará antes de una cumbre extraordinaria sobre Grecia en Bruselas el domingo a la que asistirán no solamente los 19 países de la zona euro sino también de 28 que componen la Unión Europea.
Las propuestas de Atenas fueron recibidas con prudencia, pero con cierto optimismo, en varias capitales europeas, entre ellas París, Roma o Viena.
Entre éstos, en el campo de los conciliadores, el presidente francés François Hollande consideró las últimas propuestas de Atenas “serias” y “creíbles”, aunque admitió que nada está aún resuelto.
Numerosos rumores apoyan la tesis de un apoyo activo de Francia, muy comprometida a favor de un acuerdo.
El primer ministro Manuel Valls calificó la posición griega de “equilibrada y positiva”.
Por su parte, Alemania no ha hecho comentarios, limitándose a decir que espera el veredicto de los acreedores (FMI, BCE, UE) para pronunciarse.
O seguimos juntos, o caemos juntos
La propuesta de Grecia, en un documento de 13 páginas, incluye medidas a las que la coalición de izquierda radical Syriza, el partido de Tsipras, se había opuesto, y que el propio pueblo griego rechazó en el referéndum del domingo pasado por más del 60% de los votos.
A primera vista, las propuestas presentadas por Atenas en la noche del jueves, son muy similares al último texto de los acreedores del 26 de junio, sobre una serie de temas muy delicados: jubilaciones, IVA, privatizaciones, impuestos sobre sociedades…
Tsipras tiene la dura tarea de convencer a la vez al ala izquierda de su partido Syriza, a los griegos que rechazaron en referéndum las medidas que ahora propone, y a los propios acreedores del país.
Una tarea que no sera fácil: el viernes, entre 7.000 y 8.000 personas se manifestaron en Atenas convocados por un sindicato comunista y partidos de izquierdas.
Cinco diputados de Syriza dijeron este viernes que el gobierno no debía ceder al “chantaje” de los acreedores, y lo exhortó a renunciar simplemente a devolver la deuda.
Pero Tsipras puede contar con el apoyo de los grandes partidos de la oposición, a los que ha consultado reiteradas veces esta semana.
Tsipras reunió el viernes por la mañana a su grupo parlamentario y lanzó un llamado a la “unidad”, según la agencia estatal ANA. “O seguimos juntos, o caemos juntos” habría advertido.
Y ahora, la deuda
Para un acuerdo completo, sin embargo, lo más importante será tener “una perspectiva clara sobre el tratamiento de la deuda”, que actualmente asciende al 180% del PIB griego.
La puesta en marcha de un plan de aligeramiento de la deuda es la principal concesión esperada por Atenas.
Aunque el asunto divide a los europeos, Atenas insiste en mantener este debate, con el apoyo explícito de Francia, el FMI, del presidente del Consejo Europeo Donald Tusk y numerosos economistas.
Berlín veía el viernes “poco margen de maniobra” para reestructurar esa deuda, aunque se trata de un avance, dado que el jueves Angela Merkel dijo que una quita estaba “fuera de cuestión”.
El nuevo ministro griego de Finanzas, Euclide Tsakalotos esperó, por su parte que “muchas de las propuestas de Grecia sobre la deuda sean aceptadas”.
Las principales Bolsas europeas terminaron la semana con importantes subidas, motivadas por la esperanza de que Grecia y sus acreedores alcancen un acuerdo en torno a la deuda, a la espera de las importantes reuniones que tendrán lugar este fin de semana.