Desde hace años numerosas investigaciones apuntan los efectos beneficiosos de tomar yogur con frecuencia aunque su eficacia no está probada. De hecho, hasta el momento pocos estudios habían examinado específicamente el efecto del consumo de este producto en la salud.
Ahora, un nuevo trabajo evalúa si es cierta la asociación entre el consumo regular de yogur y la mejora física y mental de la calidad de vida relacionada con la salud (CVRS), medida a partir del cuestionario SF-12, en la población adulta.
El estudio, liderado por investigadores de la Universidad Autónoma de Madrid, analizó la relación entre el consumo de yogur y el cambio en la puntuación obtenida en el test en un periodo de 3,5 años en una muestra de 4.445 personas de la población española mayor de 18 años.
“El consumo habitual de yogur no se asoció con la mejora de la calidad de vida relacionada con la salud”, explicó Esther López-García, primera autora de la investigación. “Para investigaciones futuras se deben utilizar instrumentos más específicos que puedan aumentar la probabilidad de encontrar un beneficio potencial de este alimento”, agregó.
Los resultados, publicados en el Journal of the Academy of Nutrition and Dietetics, fueron también nulos cuando se estudió esta asociación en individuos sin enfermedades diagnosticadas, que nunca habían fumado y que seguían más la dieta mediterránea, es decir sin factores de riesgo que pudieran enmascarar la relación estudiada.
“En comparación con las personas que no comían yogur, los que consumieron de forma habitual este producto lácteo no tuvieron una mejora significativa en su puntuación en el componente físico de la calidad de vida, y aunque se apreció una pequeña mejora en el componente mental, no fue estadísticamente significativa”, añade López-García.
En la actualidad, las declaraciones de propiedades saludables en los alimentos en Europa, deben evaluarse científicamente de acuerdo con la Autoridad de Seguridad Alimentaria (n. 1924/2006).
Además, el departamento de Agricultura de EE UU revisa dichas declaraciones propuestas por la industria alimentaria, para permitir o rechazar el uso de esas afirmaciones con fines comerciales. Este trabajo añade nueva información para evaluar las declaraciones de la industria láctea.
El yogur en la dieta
Las principales directrices dietéticas de los países europeos, es apoyar el consumo de productos lácteos como parte de una dieta saludable. “Esto es así porque la mayoría de los estudios se han centrado en el efecto en conjunto, pero sería interesante evaluar la asociación independiente entre cada tipo de producto y los indicadores globales de salud”, apunta la investigadora.
Hasta el momento, varias investigaciones sugerían que el consumo de yogur podría influir, directa o indirectamente, en la CVRS. Para los expertos, uno de los motivos podría estar detrás de su riqueza en calcio, que protege los huesos, por lo que podría ser bueno para combatir las enfermedades osteomusculares, uno de los trastornos de mayor impacto negativo sobre la calidad de vida.
De forma más específica, la ingesta se yogur se ha asociado con un menor aumento de peso (Wang et al., 2014), una presión arterial más baja (Ralston et al., 2012 y Soedamah-Muthu et al., 2012) y menor tasa de enfermedades cardiovasculares (Soedamah-Muthu et al., 2011).