La catedral de Colonia acogió este viernes un homenaje nacional para las 150 víctimas del drama del avión de Germanwings en los Alpes franceses, con la presencia de la canciller alemana Angela Merkel y del presidente, Joachim Gauck.
En un ambiente solemne, unas 1.400 personas, en su mayoría vestidas de negro, incluidos 500 allegados de los fallecidos, escucharon el “Requiem aeternam” entonado por una coral que marcó el inicio de la ceremonia ecuménica en la mayor catedral gótica del norte de Europa.
La canciller Angela Merkel y el presidente Joachim Gauk, que debía pronunciarse un poco más tarde, se sentaron en primera fila, con el rostro serio. Los presidentes de las cámaras alta y baja del Parlamento alemán estaban también presentes mientras que las banderas ondeaban a media asta en todo el país.
España estaba representada por el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, y Francia, por el secretario de Estado encargado de Transportes, Alain Vidalies.
El presidente del grupo Lufthansa, Carsten Spohr, tomó asiento dentro de la catedral, a la izquierda del coro. Ni él ni el personal de la compañía que acudieron la ceremonia vistieron el uniforme de la compañía, por deseo expreso de la empresa.
Sobre cada asiento se dispuso una pequeña cruz de madera y 150 cirios blancos decoraban el coro, uno por cada víctima del incidente, incluido el copiloto de Germanwings Andreas Lubitz, que padecía problemas psiquiátricos y que, según los primeros elementos de la investigación, es sospechoso de haber estrellado voluntariamente el avión.
“Él también forma parte de los fallecidos y está bien que haya un cirio para él”, declaró a AFP Natasha Kirsch, de 50 años, que vino a Colonia en tren para asistir a la ceremonia “por que es algo importante”.
En los escalones, un ramo de tulipanes blancos acompañaba a la inscripción “La depresión es imprevisible”.
Por su parte, Peter Eiglmeier, de 57 años, llegado desde Hamburgo (norte), consideró que la compañía “sabía de la depresión” y no debería haber “autorizado a un joven de 28 años a estar solo al mando” de la aeronave, mientra que el drama desató un debate en Alemania sobre el secreto médico.
“Voy a ver esta ceremonia por televisión. Es importante para mí porque Alemania está particularmente afectada por este drama”, explicó a AFP Micahel Senker, de 62 años.
“Mi pena y mis dudas”
La más alta representante de la Iglesia protestante de la región, Annette Kurschus, reconoció haberse quedado sin palabras ante la afluencia anunciada para la ceremonia. “No estoy sola con mi pena y mis dudas, numerosas personas quieren compartirlas conmigo”, declaró al diario Rheinische Post. Junto al cardenal de Colonia, Rainer Woelki, Kurschus oficiará la misa en la catedral, al mediodía.
El 24 de marzo, un Airbus A320 de la compañía Germanwings procedente de Barcelona en dirección Dusseldorf se estrelló en los Alpes franceses, dejando 150 muertos, entre ellos, 72 alemanes y 50 españoles.
La catástrofe provocó una fuerte emoción en todos los países implicados. En Alemania, el incidente causó una especial conmoción por la muerte de 16 estudiantes de instituto y dos profesoras suyas del pequeño pueblo de Haltern am See (oeste), que viajaban en el avión de regreso de una excursión escolar en España.