Un año después del naufragio del ferry “Sewol” en el que murieron 304 personas, la presidenta surcoreana prometió que se reflotará el navío, una de las principales demandas de las familias de las víctimas.

“Adoptaré las medidas necesarias para recuperar el barco lo antes posible”, dijo Park Geun-hye durante una visita a la isla meridional de Jindo en el primer aniversario de la tragedia.

El ferry, sobrecargado, se hundió el 16 de abril de 2014 a la altura de Jindo con 476 personas a bordo, entre ellas, 325 estudiantes de un mismo centro de secundaria en viaje escolar.

Pero la promesa de reflotar una embarcación de 6.825 toneladas a 40 metros de profundidad por un coste estimado de 110 millones de dólares – con el fin de tratar de hallar a los nueve desaparecidos e intentar pasar página -, no fue suficiente para aplacar la cólera de las familias, que acusan a las autoridades de indiferencia y boicotearon la ceremonia oficial prevista para la tarde.

Su portavoz, Yoo Gyoung-Geun, explicó que quieren garantías sobre otra de sus exigencias: una investigación totalmente independiente sobre lo ocurrido. “Temo que las palabras de la presidenta estén vacías de sentido”, afirmó.

Las familias cuentan con el apoyo de la opinión pública, pese a que ciertos conservadores acusan a las organizaciones de izquierda de utilizar la tragedia para poner en dificultades al gobierno actual.

La investigación evidenció una combinación de factores, de la sobrecarga del buque a la incompetencia de la tripulación, pasando por unas obras ilegales de agrandamiento que redujeron su flotabilidad, con tejemanejes entre autoridades de regulación y empresas privadas de telón de fondo.

La lentitud y desorganización del rescate se apuntaron también como factores del desastre.

Pero el accidente también puso de manifiesto los problemas endémicos de corrupción y de deficiencia en las normas de seguridad, imputadas a la voluntad de las autoridades de dar prioridad al crecimiento económico por delante de cualquier otra consideración.

El capital del “Sewol” fue condenado a 36 años de cárcel por negligencia e incumplimiento del deber, mientras que otros tres responsables de la tripulación fueron sentenciados a entre 15 y 30 años.

“Nada ha cambiado”

En Ansan, las banderas ondeaban a media asta, con lazos amarillos en recuerdo flotando al viento.

Desafiando la lluvia torrencial, miles de surcoreanos acudieron al memorial en recuerdo de las víctimas, donde podían verse los retratos de los estudiantes fallecidos.

AFP | Ed Jones

AFP | Ed Jones

“Hijo mío, espero que seas feliz allá arriba. Tu mamá te extraña tanto”, podía leerse en uno de los mensajes dejados junto a fotos y objetos de las víctimas

Los equipos de salvamento sólo pudieron recuperaron 295 cuerpos, y los buzos abandonaron la búsqueda de las nueve víctimas restantes en noviembre.

“Mi corazón sangra cuando pienso en las nueve personas desaparecidas en las aguas frías del mar y en sus familias”, dijo la presidenta, que sin embargo no pudo decir sus palabras desde un altar diseñado especialmente para el acto en el puerto de Jindo porque las familias habían interpuesto una barricada delante.

Después de la tragedia, el gobierno prometió revisar las normas de seguridad en vigor en el país, pero muchos surcoreanos consideran que las promesas no se han materializado.

“Nada ha cambiado”, escribía el jueves el diario JoongAng en un editorial. “El país sigue siendo poco seguro”, añadía el Chosun Ilbo.