El acercamiento entre Cuba y Estados Unidos cobra vida en Panamá. El secretario de Estado estadounidense, John Kerry, dialogará este jueves con su homólogo cubano, Bruno Rodríguez, en el que será el encuentro de más alto nivel diplomático entre ambos países tras más de medio siglo de enfrentamientos.

La reunión ocurre un día antes del esperado encuentro entre el presidente estadounidense, Barack Obama, y su par cubano, Raúl Castro, durante la Cumbre de las Américas este viernes y sábado en la capital panameña.

Nunca -en más de cinco décadas- los gobernantes de Cuba y Estados Unidos habían estado tan cerca.

Y ya hay nuevas señales de avances en las negociaciones entre los dos países hacia la normalización de sus relaciones, iniciadas hace casi cuatro meses. El Departamento de Estado recomendó a la Casa Blanca que Cuba sea retirada de su lista de países que patrocinan el terrorismo, aseguró el senador estadounidense Ben Cardin, miembro del comité de Relaciones Exteriores de esa cámara.

“Es un importante paso adelante en nuestros esfuerzos para forjar una relación más fructífera con Cuba”, añadió en Washington.

De esa manera, los dos países podrán avanzar hacia el restablecimiento pleno de las relaciones diplomáticas con la reapertura de embajadas en Washington y La Habana.

Estar en la lista junto a Irán, Sudán y Siria, implica una serie de sanciones, entre ellas el bloqueo a cualquier intento de parte de La Habana de obtener préstamos de instituciones financieras internacionales.

Esto “ha sido una especie de piedrita en el zapato en el proceso de normalización de relaciones diplomáticas”, comentó Frank Mora, director del Centro para América Latina y el Caribe de la Florida International University.

Aunque no hay aún nada oficialmente acordado, Obama y Castro seguramente mantendrán una reunión bilateral al margen del foro hemisférico.

Obama destacó que el proceso de negociaciones con Cuba “tomará tiempo”. “Nunca predije que todo se pueda transformar de la noche a la mañana”, dijo en Jamaica, escala previa antes de llegar a Panamá.

Sin duda alguna, la foto que saldrá de la cumbre, la de un presidente estadounidense y uno cubano juntos, quedará como uno de los puntos más altos de la presidencia de Obama. La única y última vez que Obama y Castro se vieron las caras fue cuando coincidieron en los funerales de Nelson Mandela en Sudáfrica en 2013.

Venezuela, el invitado incómodo

Obama ya avisó que vendrá a la Cumbre con “un mensaje de diálogo”, tras destrabar la enemistad con Cuba e incluso firmar un acuerdo nuclear con Irán.

Pero deberá responder ante muchos países latinoamericanos, indignados por su decisión de declarar a Venezuela, principal benefactor económico de Cuba, como una “amenaza inusual y extraordinaria” para Estados Unidos.

En un mitin en las afueras del Palacio de Miraflores, Maduro dijo haber reunido 13,4 millones de firmas contra el decreto de Estados Unidos, que hará llegar a Obama.

Pero en los últimos días, la tensión se redujo entre Washington y Caracas. El gobierno de Estados Unidos reconoció que no cree que Venezuela sea realmente una amenaza, en tanto que Maduro dijo estar dispuesto “al diálogo”.

Un día antes de viajar a la cumbre, la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, expresó su deseo de que el gobierno venezolano libere a los opositores presos.

Este es el comentario más crítico que la mandataria brasileña ha hecho hasta ahora sobre la situación de los derechos humanos en Venezuela, aunque sin condenar explícitamente al gobierno de Nicolás Maduro ni exigir expresamente la liberación de los opositores.

“Los países que integran Unasur, que participan de la Cumbre de Las Américas, tenemos hoy, incluso, el absoluto interés de que haya una mayor liberación, que suelten a los presos, que no haya niveles de violencia en las calles, todos nosotros tenemos ese interés”, aseguró Rousseff en una entrevista con la cadena de televisión CNN, al ser interrogada sobre Venezuela.