En lo que fue su primer encuentro con corresponsales extranjeros desde que asumió por segunda vez como presidenta, Michelle Bachelet se refirió a la crisis que enfrenta por la participación de su hijo, Sebastián Dávalos, en la controvertida compra y venta de terrenos en Machalí por parte de la sociedad Caval.

Junto con descartar una eventual intención de renunciar, reconoció que podría haberse equivocado en la estrategia de mantener el silencio por la transacción.

“Claro, a lo mejor ha sido un error quedarse callada, porque a lo mejor ha dado una mala impresión o una falsa impresión”, admitió Bachelet, en un primer intento por aclarar su rol en el millonario negocio inmobiliario.

“La verdad es que yo no he tenido ninguna vinculación con nada de aquello. Ni con la reunión ni el negocio”, agregó la mandataria, en referencia al encuentro que sostuvo su hijo con Andrónico Luksic, controlador del Banco de Chile, para gestionar el crédito por $6.500 millones que les permitió comprar los citados terrenos, que posteriormente fueron revendidos por un precio mayor.

“Obviamente nunca supe de esa reunión, no tuve que ver con esa reunión, no pedí la reunión, nunca hable con Luskic”, insistió la mandataria.

“A mí no me interesa mi popularidad”

La crisis ha impactado directamente en la popularidad de Bachelet, que hoy bordea el 30%, lo más bajo en sus dos periodos presidenciales. Lejos del 83% con el que terminó su primer mandato y del 54% con el que inició su segunda gestión.

La caída se da en todos los atributos en los que la mandataria era hasta ahora imbatible: confianza, credibilidad y cercanía.

“La gente tenía depositada en Bachelet una confianza importante en su distancia y diferencia de la clase política tradicional. El incidente de su hijo, la instaló a ella en medio de lo que más cuestiona la gente de la clase política: el abuso de poder y tráfico de influencia”, dice a la AFP el analista político de la Universidad Adolfo Ibáñez, Max Colodro.

Pero “a mí no me interesa mi nivel de popularidad, me interesa Chile”, refutó la presidenta.

“Yo no priorizo eso en la vida, por supuesto que uno lee lo que está diciéndose detrás y tiene que hacerse cargo (…), pero a mí me preocupa es el futuro de Chile”, agregó.