Un 7 de abril del 2000 Chile fue protagonista de uno de los eventos más vergonzosos que haya registrado el tenis nacional, y del cual nuestro país pagó duramente con sanciones para las próximas ediciones de la Copa Davis, y conmemorando así la tarde de “los famosos sillazos en el Parque O’Higgins”.

Hace 15 años Chile disputaba la serie de Copa Davis ante Argentina y se vivía como una verdadera revancha, ya que la semana pasada los nacionales habían caído 4-1 ante los trasandinos en el fútbol, en las clasificatorias al mundial de Corea y Japón 2002.

El ambiente estaba caliente, con un lleno total de 12 mil personas en el Parque O’Higgins esperando a Marcelo Ríos quien se enfrentaba al argentino Hernán Gumy.

El partido comenzó y en el aire se sabía que algo malo podría ocurrir, tomando en cuenta la primera reacción que tuvo el público en contra del trasandino, cuando tras ejecutar un servicio una persona desde las gradas le gritó un fuerte improperio, encendiendo de a poco un incendio que no se apagaría con nada.

“Chino” derrotó en ese partido a Gumy por parciales de 6-4, 6-3, 4-6, 6-1, y para ratificar el segundo punto para los nacionales un joven Nicolás Massú salía a enfrentarse a Mariano Zabaleta.

Ese encuentro comenzó con toda la furia del público, desatada en gran parte por un lamentable factor: el alcohol.

Según comentó a La Tercera Sergio Elías, presidente del Comité Senior de Cosat en ese momento y actualmente director de la ITF, la repartición de alcohol en varios sectores de la cancha fue lo que desató en parte el vergonzoso momento.

“No está prohibido, pero no a destajo. Creo que se empezó a entregar gratis, y el estadio no estaba preparado para un evento de ese nivel”, dijo.

Las constantes penalizaciones del árbitro del partido, Toni Hernández, y un encontrón de Zabaleta con un pasapelota generó que el público desatara su furia lanzando una lluvia de sillas a la cancha, transformando un espectáculo deportivo en una verdadera batalla campal.

“Sentí que estaba en medio de una guerra y que el único que no estaba armado era yo. Lo único que pude hacer fue tratar de sacar a Nicolás Massú de la cancha con sus raquetas y sus cosas”, recordó Patricio Cornejo, capitán del equipo nacional en ese entonces.

Pero no solo tocaron los argentinos, ya que las familias, delegaciones y jugadores fueron blanco de la agresividad de los chilenos, quienes ensuciaban el encuentro de Copa Davis.

El evento terminó con una serie de lesionados, entre ellos el padre del tenista argentino Mariano Zabaleta, situación que influyó para que Argentina no quisiera continuar disputando la serie ante los nacionales.

El partido se suspendió y realizaría sin público, ante el resguardo total de Carabineros, pero ante lo sucedido la Asociación Argentina no quiso jugar, ya que argumentaba que las condiciones no estaban dadas.

“La Federación Internacional me había dado la opción de jugar al otro día sin gente, con el compromiso de salvaguardar la vida de los tenistas. El general de Carabineros dijo que nadie se iba a acercar para entrar. Entonces, sólo faltaba el visto bueno de la Federación Argentina. Pero el presidente, Enrique Morea, no colaboró. Pensó que retirando al equipo iban a ganar y a ellos también los sancionaron”, sentenció Mariano Hood, doblista argentino.

La delegación argentina se fue a su país y se dio a Chile como ganador de la serie, por 5-0, y de paso Sergio Elías y Jaime Fillol debieron viajar a Londres para explicar la situación ante la ITF.

El castigo se resolvió y Chile recibió una sanción de 2 años de localía, algo mínimo en comparación a lo que constata Fillol.

“Uno puede tener caídas en la vida pero hay que ser humilde, pedir perdón y eso fue lo que hicimos. Podría haber sido tremendo para lo que pasó. Perfectamente nos podrían haber castigado por mucho más tiempo”, dijo.

Tras los incidentes en septiembre de ese año se disputó la Copa de la Amistad, para limar asperezas y olvidar el pésimo momento que se vivió en Chile. Nicolás Massú y Fernando González se enfrentaron a los trasandinos Mariano Zabaleta y Mariano Puerta. El triunfo fue chileno pero eso no sirvió para dejar de lado una vergüenza que hasta hoy se recuerda en el tenis chileno.