“Estados Unidos quiere que vayas y derrotes a los rusos”. Con estas palabras el consejero de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Henry Kissinger, ‘encendía’ en 1972 la previa del juego más emblemático -y mediático- de la historia del Ajedrez.

Y es que tras la Segunda Guerra Mundial el orbe quedó ‘polarizado’ con dos grandes potencias que encabezaban también diversos sistemas económicos y de vida: los estadounidenses y su capitalismo, y la Unión Soviética con el comunismo.

Fue así que esta instancia se convirtió en una ocasión para que ambas fuerzas ‘chocaran’ o compitieran por el orgullo y querer demostrar quién es mejor.

De esta última situación el deporte no estuvo ajeno. Sin ir más lejos, los Juegos Olímpicos se transformaron en el escenario perfecto para la ‘Guerra Fría’, llamada así porque ningún gobierno tomó acciones directas contra otro. Simplemente competían.

También cada Copa del Mundo fue relevante… ¡Ni siquiera el ajedrez! se salvó del ‘clásico’ Estados Unidos-Unión Soviética, que alcanzó en el enfrentamiento de Bobby Fischer y Boris Spassky su momento más crucial, en el marco de la gran final.

La antesala del ‘duelo del siglo’

Luego de las palabras de Henry Kissinger a Fischer, los días previos a la final de la Copa del Mundo de Ajedrez -que se disputaría en Islandia- estuvieron marcados por particularidades de un lado y otro, que dejaron en evidencia la importancia que existía en ambas naciones por quedarse con la victoria.

De hecho, como consigna el portal español ABC.es, de este duelo fueron también protagonistas indirectos “Nixon, la CIA, el FBI, el KGB y el Comité Central del Partido Comunista”.

Una de las situaciones extrañas extrañas acontecidas fue el retraso del norteamericano. Si bien la partida estaba programada para el 2 de junio, recién se supo de Bobby el día 6, cuando envió una carta a Spassky (campeón Mundial vigente) disculpándose -sin argumento deportivo alguno, solo ganar algo más de dinero- de no haber llegado a la cita y haber ofendido a la Unión Soviética.

Lo que para algunos fue un simple retraso de Fischer para ‘agrandar’ su figura, para otros fue el primer gran golpe del estadounidense: intentar demostrar al rival quién mandaba y presionarlo psicológicamente.

Revista Time

Revista Time

La ‘jugada maestra’ de Fischer para superar su error infantil del arranque

Pese a lograr retrasar el comienzo del juego hasta el 11 de junio, las cosas no arrancarían bien para Bobby Fischer en su afán de acabar con la hegemonía de 25 años de la URSS en esta disciplina.

Y es que tras un error que para los ajedrecistas es considerado como infantil (comió con su alfil un peón rival, con todo lo que eso provoca), Spassky se quedó rápidamente con la primera partida (se jugaba al mejor de 24) ante la mirada atónita de los espectadores.

El marcador quedaba 2 a 0 en favor del campeón vigente. Por otro lado, comenzaría el ‘festival de Fischer’, quien acudiría a diferentes artimañas para recuperar terreno… Recordemos que en disputa había mucho más que el título mundial, estaba el orgullo de todo un país.

¿Qué hizo Bobby? No se presentó a la segunda partida. Protestó que las cámaras de televisión estaban muy cerca, alegó por la presencia de mucho público, reclamó hasta contras las piezas y el tablero.

Pero no fue todo. Además se ‘filtró’ en la presa que el estadounidense había reservado horas en todos los vuelos, amenazando así con abandonar la isla si no se realizaban cambios al escenario.

Y logró su objetivo. Finalmente, tras varios días de intensas negociaciones, Fischer consiguió que el juego se trasladara hacia una sala privada, donde la TV estaría más lejos y no habría público.

ABC.es

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Remontada histórica

Con el cambio de escenario Bobby Fischer comenzaría a mejorar de manera notable su juego, mientras Spassky psicológicamente se desmoronaba.

“¿Quién es este que viene a dominar el juego, yo soy el campeón”, se debe haber preguntado el soviético, a la vez que movía las piezas sin la convicción de llegar a la victoria.

“El ruso admitió después que aquella capitulación psicológica, jugar sin público para apaciguar a Fischer, le costó la partida y el título”, explica el portal ABC.

El norteamericano dio vuelta el marcador y en ese momento Spassky intentó, asesorado por su equipo -y por ende del Gobierno de la URSS- imitar el comportamiento de Bobby. El juego se detuvo una vez más.

Desde el equipo del ruso acusaron al estadounidense de hipnotizar su mirada al campeón mundial. Después, aseguraron que Fischer utilizaba dispositivos electrónicos. Hasta desmontaron la mesa, cambiaron las sillas, movieron las lámparas… el resultado favorecía al rival y había que ‘ensuciar’ una posible victoria del archienemigo.

ABC.es

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Las reacciones al triunfo de Bobby Fischer

Tras varias partidas consecutivas que terminarían casi todas en empate, Fischer se alzaría como el nuevo campeón del Mundo al totalizar en el global 12,5 contra 8,5.

No hubo necesidad que se llevasen a cabo las partidas 22, 23 y 24. Ya había un ganador que se llenaría de gloria y también un perdedor que le tocaría sufrir el abandono de sus compatriotas.

Sin ir más lejos, Leonidas Breznev, entonces ministro de Interior de la URSS, aseguró sobre Spassky y su equipo que “si de mí dependiera, irían todos a la cárcel”.

En tanto, Bobby, que ya había sido elevado a la categoría de héroe, lanzó una especial frase que dejó en evidencia el nivel de rivalidad de ambos países: “Los rusos han sido aniquilados. Ya se habrán arrepentido de haber empezado a jugar”.

Captura Youtube

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1992: El año de la gran revancha

20 años después del enfrentamiento Bobby Fischer y Boris Spassky se verían las caras una vez más, en la denominada ‘revancha del siglo’.

Sin guerra fría, ni tampoco el título mundial en juego, esta vez ambos maestros se medirían solamente por dinero: una espectacular bolsa de cinco millones de dólares se repartirían los jugadores.

Eso sí, cambió el escenario -ex Yugoslavia- pero no el ganador. Fischer conseguiría una vez más imponerse a Spassky, aunque las repercusiones de la victoria en su país no serían similares a las de 1972.

Esto porque Bobby escupió en público una carta del gobierno de Estados Unidos, donde se le prohibía acudir al recién citado país.

Así, el ajedrecista de convirtió en un rival más. Desde la Casa Blanca emitieron una orden de captura internacional contra él y anularon su pasaporte, lo que le traería consecuencias en 2004, cuando fue detenido por 8 meses en Japón acusado de intentar viajar con el documento vencido.

Luego de su arresto Fischer volvería a Islandia, el país donde tocó la gloria, hasta el día de su muerte en 2008. En tanto, Spassky cumplió el pasado 30 de enero 78 años, pero permanece con continuas complicaciones de salud.

ABC.es

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