Hablar de religión indudablemente implica hablar de fe, de creencias, de conceptos y situaciones que en la práctica podrían no tener algún asidero científico. De ahí la cantidad de escépticos y críticos del cristianismo. Pero ¿qué sucede cuando es la propia ciencia la encargada de ratificar que hechos atribuidos a “milagros” no sólo pudieron ser factibles, sino que efectivamente ocurrieron?

A lo largo del libro sagrado del cristianismo, la Biblia, se relata una serie de historias que miradas desde un punto de vista humano parecen producto de extrañas fantasías y realismo mágico.

Sin embargo, precisamente ese escepticismo ha llevado a hombres de ciencia a tratar de dilucidar cómo es posible que un mar se dividiera en dos, que una lluvia torrencial eliminara todo rastro de vida, o que dos ciudades enteras desaparecieran quemadas por fuego desde el cielo.

Las investigaciones de expertos no sólo han encontrado evidencias de hechos sobrenaturales, sino que además han venido a reafirmar la fe de quienes profesan el cristianismo.

El Diluvio Universal

De acuerdo al relato bíblico de Génesis capítulo 7, Dios le ordenó a Noé que entrara junto a su familia a un arca que previamente debió construir, y de esta forma escapar del castigo divino que se cernió sobre la tierra por 40 días.

“Así fue destruido todo ser que vivía sobre la faz de la tierra, desde el hombre hasta la bestia, los reptiles, y las aves del cielo; y fueron raídos de la tierra, y quedó solamente Noé, y los que con él estaban en el arca”, señala el pasaje bíblico.

Este relato llevó al británico Chris Turney a iniciar una investigación que lo llevó hasta Laurentide en el Atlántico Norte, en donde -según su estudio publicado en la prestigiosa revista científica Quaternary Science Reviews- se registró el desprendimiento de un inmenso trozo de hielo, provocando un aumento en el nivel del mar de 1,4 metros.

Este hecho supuestamente ocurrido entre los años 8.740 y 8.160 antes de Cristo, explicaría la presencia de moluscos prehistóricos en el fondo del Mar Negro, que pasó de contener agua dulce a ser salado.

“Aquellos sucesos podrían haberse transmitido de generación en generación como el recuerdo de un gran diluvio. Debieron sentir como que el mundo entero estaba inundado y aquello pudo ser el origen de la historia del Arca de Noé”, sostuvo el investigador al diario español El Mundo.

Las conclusiones de esta investigación, coinciden además con lo planteado por los geólogos William Ryan y Walter Pitman, de la Universidad de Columbia, quienes atribuyen el diluvioa una inundación catastrófica del Mar Negro, según detalla el profesor Paolo Magnone de la Universidad Católica de Milan.

Pero el relato de un diluvio universal se remonta a miles de años atrás en la epopeya babilónica de Gilgamesh, que data del 2600 a.C., en donde se relata que “la vasta tierra se hizo añicos como una perola. Durante un día la tormenta del sur sopló, acumulando velocidad a medida que bufaba sumergiendo los montes, atrapando a la gente como una batalla”.

Allessandro Masnago | The Walters Art Gallery, Baltimore (cc)

Allessandro Masnago | The Walters Art Gallery, Baltimore (cc)

El Mar Rojo se abre

El ejército egipcio acechaba a la multitud de israelitas que habían escapado de años de esclavitud, guiados por un carismático líder llamado Moisés. Pero frente a ellos el Mar Rojo cerrándoles el paso.

Ante el complejo panorama, el relato bíblico señala que Dios le habla a Mosiés y le pide extender su vara y ordenar al pueblo marchar. En ese instante, según Éxodo, “extendió Moisés su mano sobre el mar, e hizo Jehová que el mar se retirase por recio viento oriental toda aquella noche; y volvió el mar en seco, y las aguas quedaron divididas”.

El milagro, si bien sirvió para salvar a los israelitas, también llamó la atención de los cientìficos del Centro Nacional para Investigación Atmosférica de Estados Unidos, quienes en 2010 llegaron a la conclusión que efectivamente el mar pudo haber sido abierto.

“Los investigadores creen que un viento fuerte del este de unos 101 kms/h pudo soplar durante la noche, haciendo retroceder las aguas en una curva en la que se cree que un antiguo río se fundió con una laguna costera”, indica la cadena británica BBC.

Se trató de una franja de unos 3 kilómetros de largo por unos 4,5 metros de ancho, que se formó por unas 4 horas, tiempo suficiente para dejar pasar al pueblo hebreo. Pero cuando dejó de soplar este viento, el agua volvió a su altura normal, sepultando a los soldados egipcios que corrieron en su persecución.

El infierno de Sodoma y Gomorra

En el capítulo 19 de Génesis se relata la destrucción de dos ciudades ubicadas en las cercanías de lo que ahora es el Mar Muerto. Se trata de Sodoma y Gomorra, las que según el relato sagrado eran habitadas por hombres “malos y pecadores contra Jehová en gran manera”.

Y debido a su mal comportamiento, Dios determinó su destrucción mediante fuego y azufre, no sin antes sacar a Lot de en medio de ellos.

La historia fue abordada por un documental titulado “Destrucción de Sodoma”, del programa “Misterios Discovery”, donde se revela cómo la traducción de un sencillo disco de arcilla Sumeria con una data superior a los 2.700 años de antigüedad, relata la caìda de un asteroide precisamente en la zona donde estaban emplazadas Sodoma y Gomorra.

Este descubrimiento vino a ratificar una teoría dada a conocer por un arqueólogo aficionado llamado Ron Wyatt, quien dijo haber encontrado rastros de ambas ciudades en el margen occidental del mar Muerto.

Según afirmó Wyatt, habían ruinas de edificios y estructuras, como también de utensilios domésticos sepultados por la ceniza. Incluso, aseveró que había pisos de viviendas, calzadas, y grandes estructuras como ziggurats. Estas ruinas habrían estado rodeadas por una muralla de protección, con una data de inicios de la Edad del Bronce, es decir, unos 3.300 años antes de Cristo.

En su estudio, el arqueólogo aficionado determinó que estas dos metrópolis fueron arrasadas hace 3.900 años por un mega incendio. Y el origen de dicha catástrofe sería algún cataclismo de la magnitud de un terremoto, aludes hacia el espejo de agua, como también una liberación explosiva de materia incandescente desde el suelo.

No obstante, esta versión quedó seriamente cuestionada cuando el arqueólogo Joe Zias de la Autoridad de Antigüedades de Israel refutó su “investigación”, la que no fue publicada en alguna revista científica.

La destrucción de Sodoma y Gomorra | John Martin (cc)

La destrucción de Sodoma y Gomorra | John Martin (cc)

El terremoto de la Cruz

Un sinnúmero de científicos y teólogos han intentado determinar con exactitud la fecha exacta de la crucifixión y muerte de Jesús, sin que hasta ahora se haya alcanzado un acuerdo, resignándose el mundo entero a conmemorar las fechas impuestas por la Iglesia Católica.

No obstante, en la búsqueda de evidencias, los estudiosos han reparado en un hecho que podría dar luces respecto a cuándo murió Jesús. Y es que según el capítulo 27 del Evangelio de San Mateo, al momento de expirar el Mesías, un gran terremoto se registró en Palestina.

Ante este dato, científicos se dedicaron a indagar en el sedimento del Mar Muerto en búsqueda de antecedentes que les permita corroborar la historia del sismo que habría ocurrido hace unos 2.000 años.

Tras diversas tomas de muestras, los geólogos descubrieron que efectivamente hubo unos dos movimientos telúricos de importancia: el 31 a.C. y otro producido en algún momento entre el 26 y el 36 d.C, según publica Discovery.

Fueron científicos del Centro de Investigación alemán de Geociencias,nMarkus Schwab y Achim Brauer además de Jeffeson Williams del Supersonic Geophysical, quienes estudiaron la playa de Ein Gedi en la orilla oeste del Mar Muerto, casi a unos 21 kilómetros de Jerusalén, donde los sedimentos confirmarían la ocurrencia de los dos sismos.

Según el artículo que posteriormente fue publicado en la prestigiosa International Geology Review, la única fuente del segundo terremoto -ocurrido entre el 26 y el 36 a.C. es la Escritura Sagrada.

Sin embargo, la investigación apunta a que todas las pruebas geológicas confirman un sismo de magnitud importante, y pese a que no concluye dando una fecha específica, coincide con otro dato histórico, que es el periodo en que Poncio Pilato fue procurador de Judea.

Archivo | Hans Scott | Agencia UNO

Archivo | Hans Scott | Agencia UNO