Cuando se cumple el primer aniversario de la declaración de epidemia del brote de ébola en África occidental por la Organización Mundial de la Salud (OMS), un equipo de investigadores de la Universidad de Wisconsin-Madison, los Institutos Nacionales de Salud (NIH) de EE UU y la Universidad de Tokio han desarrollado una nueva vacuna contra el ébola que ha demostrado su eficacia en monos macacos.

La principal novedad reside en que está basada en el virus completo de esta enfermedad y no en diversos trozos como las vacunas diseñadas hasta ahora por otros equipos científicos. Los resultados del trabajo se publican en el último número de la revista Science.

El equipo, dirigido por Yoshihiro Kawaoka, profesor de patobiología de la Universidad de Wisconsin-Madison (EE UU) y experto en gripe aviar, ébola y otros virus peligrosos, intenta diseñar una vacuna más segura que las que están siendo sometidas a ensayos clínicos en la actualidad.

Varias vacunas experimentales, incluida una basada en el virus vivo, se están probando ahora en humanos, pero existe una gran preocupación respecto a los requerimientos de dosis altas y de seguridad.

De hecho, “los ensayos clínicos de la vacuna basada en el virus vivo han tenido que interrumpirse debido a efectos secundarios en algunos pacientes”, explica Kawaoka.

Según el científico, la nueva vacuna “se diferencia de las que se están probando porque utiliza el virus completo del ébola desactivado, lo que hace que el sistema inmune mejore con el aporte completo de las proteínas y los genes virales del ébola”. Todo ello se traduce en una mayor protección. Además –añade– “es una vacuna muy segura”.

Desactivación genética y química

Su desarrollo ha sido llevado a cabo en una plataforma experimental creada por Peter Halfmann, un investigador del laboratorio de Kawaoka en 2008. El sistema permite a los científicos trabajar de forma segura gracias a la supresión de un gen clave, conocido como VP30, que el virus del ébola utiliza para producir una proteína necesaria para reproducirse en las células huésped.

Pese a ser tan letal, el virus del ébola tiene solo ocho genes y, como la mayoría de los virus, depende de la maquinaria molecular de la célula huésped para crecer y convertirse en contagioso.

Utilizando herramientas de ingeniería genética, los investigadores han modificado las células de riñón de los monos para que expresaran la proteína VP30. De esta forma, el virus pudo ser estudiado de forma segura en el laboratorio y se utilizó como base para la elaboración de la nueva vacuna.

Para añadir mayor seguridad, los científicos han realizado también una desactivación química usando peróxido de hidrógeno, tal y como detalla el estudio.

El ébola surgió por primera vez en 1976 en Sudán y Zaire. El brote actual en el África occidental se ha cobrado hasta el momento más de 10.000 vidas. No hay tratamientos probados, aunque en los últimos años se han diseñado varios tipos de vacunas, cuatro de los cuales han pasado recientemente a la fase de ensayo clínico.

Todas ellas, según el científico japonés, “tienen inconvenientes en lo que se refiere a la seguridad y la administración”.