Los investigadores han aislado el ADN de la mitad de las víctimas del A320 de Germanwings que perecieron en los Alpes franceses, al tiempo que se multiplican las revelaciones sobre la personalidad del copiloto que parece haber estrellado deliberadamente el avión.

Los investigadores que trabajan en el lugar donde cayó el avión el pasado martes han “aislado” 78 ADN distintos, que van a ser comparados con los de las familias de las víctimas para ser identificadas, declaró el domingo en Marsella (sur) el fiscal Brice Robin.

Los investigadores tratan de recabar el máximo número de elementos que les permitan identificar a las víctimas, pero dado el estado en que quedó el avión tras el fuerte impacto contra la montaña, la tarea es ardua.

El fiscal espera que el lunes esté concluida la trocha que están abriendo para facilitar el acceso de vehículos todoterreno al lugar. Este camino permitirá la evacuación, en particular, de grandes trozos de fuselaje, difíciles de transportar por helicóptero.

Hasta ahora, los investigadores se desplazan a la zona en helicóptero desde el aeródromo de Seyne-les-Alpes, a una decena de kilómetros del lugar.

Mientras las investigaciones prosiguen, la prensa alemana sigue revelando nuevos detalles sobre cómo ocurrió la catástrofe y la personalidad del copiloto Andreas Lubitz que la habría causado.

La edición dominical del diario Bild publicó una estremecedora reconstitución de los últimos minutos del A320 de Germanwings tras haber tenido acceso a las grabaciones de la única caja negra del aparato que ha sido encontrada hasta el momento.

Según el Bild, durante los 20 primeros minutos del vuelo, el comandante Patrick S. y su copiloto Andreas Lubitz hicieron comentarios banales.

El comandante explica por ejemplo a su copiloto que no ha tenido tiempo de ir al baño antes de despegar en Barcelona.

A las 10H27, el piloto pide a Lubitz que prepare el aterrizaje en Düsseldorf, destino final del vuelo iniciado en Barcelona. Este último dice “espero”, “vamos a ver”.

El piloto sale para ir un momento al baño y el avión empieza a descender.

Poco después, se oye un “ruido fuerte” como si alguien tratara de entrar en la cabina, escribe Bild. Después la voz del piloto que dice: “¡por el amor de Dios, abre la puerta!”.

De fondo, los pasajeros empiezan a gritar, dice el diario.

El comandante trata de abrir la puerta con ayuda de un hacha y después grita: “¡Abre la maldita puerta!”.