Una mar que se retira hasta perderse de vista antes de volver muy deprisa y muy alta: la llamada “marea del siglo”, un fenómeno espectacular ligado a la mecánica celeste, concentraba este sábado a decenas de miles de curiosos en las costas del oeste francés.

Esta marea, que se produce en realidad cada 18 años, ya había reunido a unas 10.000 personas la noche del viernes en el Monte Saint-Michel, donde la amplitud de la marea (diferencia máxima entre la bajamar y la pleamar) era de 14 metros, más que un edificio de cuatro pisos.

Patrimonio mundial de la Unesco, el Monte Saint-Michel volvió a ser una isla este sábado por la mañana en el momento de la pleamar y lo será de nuevo a las 20:07 horas locales-, con un coeficiente de marea de 119, el más alto jamás constatado, según el SHOM, basado en la ciudad atlántica de Brest.

Comprendido entre 20 y 120, este coeficiente da una indicación de la amplitud de la marea esperada y de la afluencia turística.

Dueño de varios hoteles y restaurante en el Monte, Patrick Gaulois aseguraba recientemente que no quedaba ninguna plaza disponible en el peñón desde octubre.

Unos 50 kilómetros más hacia el oeste, en la ciudad histórica de Saint-Malo, unas 20.000 personas, según las autoridades, se acercaron al borde del mar desde el amanecer para observar la gran marea.

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‘Tiempo clemente’

Las autoridades locales multiplicaron los últimos días los llamamientos a la prudencia destinados a los pescadores a pie que podrían verse atrapados por la marea, sobre todo en la bahía del Monte Saint-Michel, donde dice la tradición que sube “a la velocidad de un caballo al galope”.

“Este fenómeno natural es una oportunidad increíble para el turismo en Bretaña en este periodo del año”, aseguraba hace poco Michael Dodds, director del Comité Regional de Turismo.

El tiempo se preveía más bien clemente, las inundaciones deberían ser pocas y de reducido alcance y los municipios litorales se limitaron a adoptar simples medidas de precaución, como en Anglet donde se cerraron los accesos a los diques pero no a los senderos costeros.

En Burdeos, se aconsejó a los automovilistas aparcados en la margen derecha del río Garona que vigilen la evolución del nivel de las aguas.

La amplitud de la marea máxima observada en el mundo se producirá en la bahía de Fundy, en Canadá, donde debería alcanzar hasta 16 metros.

El fenómeno también será muy visible en la costa oriental de Tierra de Fuego, en la costa norte de Australia y en el británico canal de Bristol (más de 14 m).

Estas fuertes mareas se producen cuando se conjugan perfectamente varios factores astronómicos: alineamiento de los astros, distancias orbitales más cortas. Las mareas son el resultado de la atracción ejercida por la Luna y el Sol sobre mares y océanos.

La última “marea del siglo” se produjo el 10 de marzo de 1997 y la próxima será el 3 de marzo de 2033. La de este sábado será por el momento la marea más fuerte del siglo XXI.