La producción industrial china creció en enero y febrero un 6,8%, aunque es el peor dato en los últimos seis años, según cifras oficiales publicadas este miércoles, que confirman la desaceleración de la segunda economía mundial.

Este crecimiento de la producción industrial, muy inferior al 7,9% registrado en diciembre pasado, es el más bajo desde diciembre de 2008, según la Oficina Nacional de Estadísticas (ONE).

La venta minorista también se ralentizó en los dos primeros meses de 2015, al crecer un 10,7%, frente al 11,9% de diciembre. Se trata también del peor resultado desde febrero de 2006 y apunta a un parón en el consumo de los particulares.

Por su parte, las inversiones de capital fijo, que miden las inversiones en infraestructuras, crecieron 13,9% en el mismo periodo aunque es el peor dato en los últimos 13 años.

En 2014 este rubro creció 15,7% y cerca del 20% en 2013.

Los datos de la ONE abarcan dos meses para tener en cuenta el impacto de las vacaciones del Año Nuevo lunar chino, que este año cayó el 18 de febrero aunque se iniciaron ya a finales de enero, y durante el cual empresas y fábricas cierran.

Esta catarata de datos decepcionantes refleja la debilidad de la economía china, que se enfrenta a un enfriamiento persistente del mercado inmobiliario, la erosión del consumo interno y la caída de las exportaciones.

Al mismo tiempo, el sector manufacturero oscila entre el estancamiento y la contracción, lastrado por la fragilidad de la demanda y una sobrecapacidad importante, que hace temer a los expertos una espiral deflacionista.

El gigante asiático registró en 2014 un crecimiento económico del 7,4%, el más bajo en un cuarto de siglo. Para este año, el gobierno recortó su objetivo hasta el 7%, desde el 7,5% del año pasado.

Las autoridades chinas tratan de minimizar esta desaceleración, fruto de sus esfuerzos para adaptar el modelo económico, considerado demasiado obsoleto, en detrimento sobre todo de la industria pesada y de los monopolios estatales, aunque preservando el empleo.

En un intento de estimular la actividad, el banco central ha bajado en dos ocasiones los tipos de interés, aunque la mayoría de analistas consideran que debería sacar la artillería pesada en apoyo de una renqueante economía.