Puede ser sólo una etapa, sólo una fase y puede que lo único que necesite sea “tiempo”. A veces los niños y niñas comienzan a comportarse de maneras inapropiadas debido a distintas circunstancias que provocan emociones que bajan su ánimo o provocan ansiedad. Pero ¿cómo podemos cuidar a los hijas e hijas para que pasen una infancia sana y enriquecedora?

Existen ocasiones en las que los padres no logran contener a sus retoños y su conducta termina saliéndose de sus manos, coartando la libertad de elección, de decisión y de libertad.

Aunque “nadie nace sabiendo ser padre y/o madre”, la psicología infantil ha tratado de dar luces sobre cómo ayudar a los hijos a ser libres emocionalmente y evitar malas decisiones que puedan jugarles en contra a medida que van creciendo y desarrollándose a lo largo de la vida.

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La psicóloga y terapeuta infantojuvenil Macarena Gajardo, en contacto con BioBioChile, recomienda, por ejemplo, “promover y modelar estrategias no violentas de resolución de conflictos, tanto al interior del sistema familiar, como fuera de éste”.

Hay veces en la que los adultos significativos en la vida de los menores de edad se terminan transformando en los referentes principales, y si éstos resuelven sus conflictos de manera violenta, el niño o niña también lo hará con sus pares, con otros adultos o en el colegio.

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Mads Boedker (CC)

Mads Boedker (CC)

“En el entorno del niño y niña se debe instaurar un patrón de relación, comunicación y educación basado en el respeto del otro, la manifestación abierta de los afectos y su reconocimiento como persona sujeto de derechos”, explica.

Los niños y niñas “deben ser reconocidos en su participación como actores activos en los distintos espacios sociales donde se desarrolla; la familia, el colegio y la comunidad, considerando su nivel de desarrollo físico, emocional y social. Sus opiniones deben ser debidamente escuchadas y consideradas efectivamente en las decisiones donde éstos se vean involucrados”, agrega.

La comunicación es necesaria

La especialista recomienda instar una comunicación abierta al otro de “nuestros pensamientos, ideas, creencias y emociones, además de mantener una actitud de vida proclive a la aceptación del otro en sus similitudes, complementos y diferencias, viendo en éstas últimas un espacio que enriquece las relaciones humanas”.

De este modo las diferencias no sólo son aceptadas, sino que valoradas para la construcción de una sociedad más abierta y justa, donde cada miembro tiene un espacio único y valioso.

Además, favorecer la independencia y autonomía en los niños y niñas acorde a su etapa evolutiva “junto con establecer un sistema de normas y límites que se adecuen a sus necesidades del desarrollo, el sistema de reglas y límites establecidos dentro del grupo familiar”, es fundamental en el desarrollo de los niños.

Por otro lado, se debe reforzar sus competencias, habilidades y destrezas frecuentemente, focalizando la atención en aquellos aspectos que son positivos, “ya que en gran medida su autoconcepto y autoestima se configura gracias a lo que los adultos y otros significativos le muestran de sí mismo, el niño aprende a mirarse a sí mismo y al mundo, a través de los ojos de quienes son significativos para él”, dice Gajardo.

Shermeee (CC)

Shermeee (CC)

“Respecto a aquellas conductas que son disruptivas o entorpecen el favorable desarrollo del niño, éstas deben ser abordadas como parte de un comportamiento susceptible de ser modificado y mejorado y no como una característica permanente de sí mismo; es decir, enfatizar en qué aspectos el comportamiento del niño es inadecuado y además, cómo puede el adulto apoyar ese progreso” enfatiza.

La también psicóloga y terapeuta experta en Reparación del Maltrato y el Abuso Sexual, Camila Pérez Huenteo, explica que otro de los elementos fundamentales para propiciar el crecimiento de niños sanos social y emocionalmente es “establecer un sistema normativo consistente, en el que los padres transmiten valores, hábitos y pautas de comportamiento, junto con sanciones claras ante la eventual transgresión de dichos límites”.

“Esto permitirá que los niños aprendan a interactuar armónicamente con otros, autorregulando progresivamente sus emociones y comportamiento, previniendo problemas conductuales que son cada vez más frecuentes en la actualidad”, complementa.

La comunicación y la interacción entre padres, madres, hijas e hijos es fundamental para que éstos se sientan apoyados y en confianza con quienes compartirán gran parte de sus vidas. Es por ésto que mientras mejores conducta los adultos tengan en frente de los menores de edad, mejor será la conducta y el desarrollo emocional de éstos, transmitiendo buenos valores y fortaleciendo un buen camino de vida.