Los dirigentes de los tres países africanos más afectados por la epidemia de ébola pidieron este martes a la comunidad internacional un “plan Marshall”, para ayudar a poner fin a la pandemia y relanzar sus economías.

Este llamado estará en el centro de la próxima reunión internacional del 16 al 18 de abril en el marco de una sesión del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional, y luego en junio con una conferencia de Naciones Unidas.

“El impacto en nuestras economías fue profundo”, dijo la presidenta de Liberia, Ellen Johnson Sirleaf. Acompañar la recuperación de la región “necesitará recursos significativos, incluso un plan Marshall”, dijo, en referencia al plan estadounidense lanzado para reconstruir Europa luego de la Segunda Guerra Mundial.

Liberia, Sierra Leona y Guinea, los países más afectados y epicentro de la epidemia declarada a principios de 2014, “presentarán un plan regional” en ese sentido, indicó el presidente de Guinea, Alpha Condé.

“Necesitamos la anulación de la deuda y un plan Marshall ya que es como si saliésemos de una guerra”, insistió.

El FMI acordó el lunes a Sierra Leona una extensión de crédito y redujo su deuda por un monto de 187 millones dólares. La institución ya quitó deuda a principios de febrero a los tres países por un total de 100 millones de dólares.

En la conferencia, en la que participaron además representantes de agencias de la ONU, el Banco Mundial, organizaciones no gubernamentales y delegaciones de la UE, de Estados Unidos, de China, Cuba o Australia, se pasó revista a cómo afectó la epidemia a los tres países.

El PIB en la zona afectada cayó 12%, los sistemas de salud están en crisis, y el riesgo de que el sida o la malaria ganen terreno es latente. La producción agrícola se dividió por dos y el sector minero está seriamente afectado.

En lo inmediato, el presidente guineano pidió a los países donantes “desembolsar las ayudas prometidas”.

De los 5.100 millones de dólares prometidos, 2.400 millones ya fueron utilizados. Los copresidentes de la conferencia subrayaron la importancia de cubrir una necesidad inmediata de 400 millones de dólares para financiar, entre otros cosas, material médico y así como al personal de sanidad.

El objetivo es tener “cero casos” de ébola para mediados de abril. Los presidentes de Liberia, Sierra Leona y Guinea pidieron no relajar los esfuerzos.

Desde el pico de la epidemia, durante el otoño, los nuevos casos se dividieron por diez, pasando de unos 900 a un centenar en promedio por semana, según la ONU.

La movilización internacional, tardía, y africana permitieron contener la epidemia, que dejó al menos unos 9.700 muertos.

De los tres países más afectados, Liberia está en la buena senda, pero la tendencia sigue sin embargo al alza en algunas zonas del litoral de Guinea y Sierra Leona así como con la persistencia de algunos focos en las zonas más inaccesibles de esos países del oeste de África.

Aunque los casos de contaminación estén bajando, “la epidemia no terminó, debemos aún concentrar nuestros esfuerzos para vencer al ébola de una vez por todas”, señaló al llegar a la reunión la jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini.

Llegar a cero casos “será una tarea muy difícil y meticulosa”, subrayó el coordinador de la ONU para la lucha contra la epidemia, David Nabarro, en una conferencia de prensa en Bruselas.

Entre las prioridades están la creación de equipos sanitarios itinerantes. Una de las preocupaciones es la de convencer a las “comunidades que aún resisten” a adoptar las buenas prácticas, según Ismail Ud sheij Ahmed, que dirige la misión de coordinación de la ONU sobre el ébola.

En materia de personal “faltan aún entre 200 a 300 especialistas de salud pública”, estimó Nabarro.