Declaraciones testimoniales, revisión de horas de filmación o allanamientos, la justicia argentina trabajaba el viernes en todas la direcciones para esclarecer la muerte del fiscal Alberto Nisman, quien investigaba un atentado antisemita en 1994 y había acusado a la presidenta Cristina Kirchner de encubrir a Irán.

La jueza Sandra Arroyo Salgado, ex esposa de Nisman y madre de sus dos hijas de 7 y 15 años, acudió este viernes a declarar ante la fiscal Vivian Fein, quien investiga el deceso de su colega calificado por ahora como “muerte dudosa”.

Nisman apareció muerto el domingo en la víspera de explicar ante el Congreso la acusación contra Kirchner y su canciller, Héctor Timerman.

“Nadie quería más que Nisman viviera y contestara las preguntas (de diputados) que la Presidenta y yo”, escribió este viernes el canciller en la red social Twitter, tras cuatro días de silencio.

Nisman, hallado muerto con un tiro en la sien en el baño de su apartamento, estaba a cargo desde 2004 de la Fiscalía Especial, creada por el ex presidente Néstor Kirchner (2003-2007) para investigar el atentado contra la mutual judía AMIA en 1994 en Buenos Aires, que dejó 85 muertos.

Dos de los diez custodios que tenía oficialmente asignados Nisman fueron sumariados hasta que expliquen por qué no alertaron más rápidamente que el fiscal no respondía a sus llamados.

Vecinos del lujoso edificio en el barrio Puerto Madero donde vivía Nisman, también fueron citados a testimoniar en la fiscalía, que analizó horas de grabación de las cámaras de seguridad.

Según la denuncia de Nisman contra Kirchner y Timerman, el plan de encubrimiento pactado entre Buenos Aires y Teherán buscaba acuerdos para vender granos y carne a cambio de petróleo.

Argentina acusa a ex altos funcionarios iraníes de participar del mayor atentado de su historia. En 2013 ambos países firmaron un Memorandum de Entendimiento, rechazado por la comunidad judía, para permitir interrogar en Irán a los acusados.

Según Nisman, ese pacto buscaba “encubrir” a los iraníes al sostener que Argentina pidió que dejaran de tener vigor las “alertas rojas” de Interpol contra los acusados, lo que fue negado de plano por el exdirector de la entidad policial.

Desde un principio la fiscal Fein caratuló la causa de “muerte dudosa”, y luego los resultados preliminares de la autopsia sugerían la idea de un suicidio pero no se hallaron rasgos de pólvora en las manos de Nisman.

El arma calibre 22 que le dio muerte y que estaba bajo su cuerpo le había sido llevada por un colaborador cercano el día anterior, según él mismo relató ante la fiscal.