El expresidente conservador francés Nicolas Sarkozy se disponía este sábado a tomar las riendas de su partido, la UMP, 30 meses después de su derrota frente al socialista François Hollande, en lo que supone una nueva etapa hacia las presidenciales de 2017.
Los 268.000 militantes del partido conservador estaban llamados a votar entre la noche del viernes y el sábado a las 19H00 GMT para designar a su jefe.
Según la mayoría de analistas, las únicas incertidumbres residían en la tasa de participación y la ventaja conseguida por Sarkozy sobre sus rivales.
La formación presentó una denuncia este sábado tras un ciberataque que perturbó la votación, despertando los fantasmas de las elecciones de 2012 celebradas entre acusaciones de fraude contra el antiguo presidente del partido Jean-François Copé, que dimitió en mayo por un escándalo de corrupción.
Los seguidores de Sarkozy, que cumplirá 60 años en enero, sueñan con un plebiscito de más del 70% de los votos y ni siquiera piensan en la posibilidad de una segunda vuelta con sus dos rivales, Bruno Le Maire y Hervé Mariton.
Sarkozy demostró en su regreso que no había perdido su combatividad, pero sus excesos parecen inquietar a la derecha moderada, sector clave con vistas a las primarias de 2016, en las que se elegirá al candidato que intentará reconquistar el poder en las próximas presidenciales.
Algunos compañeros de partido, en particular el exjefe de la diplomacia Alain Juppé, cuya popularidad es una amenaza para Sarkozy, sospechan que este último quiere presidir la UMP para suprimir las elecciones primarias.
Sarkozy también mostró que no renegaba de la línea derechista que adoptó durante la campaña de 2012 y que, según sus detractores, causó su derrota contra Hollande. En los temas de inmigración y seguridad, el expresidente pisa, con frecuencia, el terreno del ultraderechista Frente Nacional.
Este último celebra su congreso este fin de semana para renovar el mandato de su presidenta Marine Le Pen, que dice estar segura de ganar las elecciones de 2017.
La estrategia de Sarkozy para reconquistar el poder se enfrenta también a la amenaza de varios procesos judiciales. El expresidente está implicado en un caso de corrupción y es sospechoso de haber intentado conseguir información bajo secreto de sumario en una investigación contra su persona.
La justicia francesa también investiga las cuentas de sus campañas de 2007 y 2012.