El Poder Judicial peruano rechazó este lunes por falta de causales un pedido para revisar la sentencia de 25 años de cárcel impuesta al ex presidente Alberto Fujimori por violación a los derechos humanos.
“La decisión se tomó por unanimidad porque no existen causales para revisar la sentencia de 25 años de cárcel que recibió el ex presidente Fujimori en 2009 por dos matanzas durante su gobierno (1990-2000)”, dijo a la prensa Javier Villa Stein, presidente de la Sala Penal Permanente de la Corte Suprema de Justicia.
Es el segundo revés de Fujimori en los últimos días. El viernes un tribunal especial de la Corte Suprema había rechazado “por infundada” una solicitud formulada por la defensa del ex mandatario para que éste cumpla sentencia en su domicilio.
“Para interponer una revisión de sentencia tienen que darse las condiciones que establece la ley, y no hay en este momento una causal”, precisó Villa Stein.
Aseguró que todas las sentencias que llegan a última instancia en el Poder Judicial son “cosa juzgada”, pero “hay casos excepcionales en que aparecen nuevas pruebas” y entonces se busca una revisión del caso.
“En el caso del ex presidente no hay una nueva prueba”, señaló.
Fujimori, de 75 años, cumple una condena de 25 años de cárcel, impuesta en 2009, como autor mediato de dos matanzas (Barrios Altos y La Cantuta) durante su gobierno en las que un escuadrón de la muerte asesinó a 25 personas acusadas erróneamente de pertenecer a la guerrilla de Sendero Luminoso. Entre las víctimas había un niño.
William Paco Castillo, abogado de Fujimori, sustentó su pedido de revisión indicando que existe una contradicción entre el fallo condenatorio al ex mandatario y otra pronunciada contra su ex asesor Vladimiro Montesinos y el excomandante del Ejército Nicolás Hermosa Ríos por los mismos casos.
Villa Stein explicó que la condena de Fujimori “no es irreconciliable” con las decididas contra los integrantes del grupo paramilitar Colina (autores materiales de las matanzas) y Vladimiro Montesinos.
Fujimori está preso desde 2007 en una base policial al este de Lima, donde es el único detenido. Allí recibe visitas de familiares y de amistades.