La capacidad de Turquía para acoger a los refugiados sirios que huyen de la guerra, en una política de ‘puertas abiertas’ que ha permitido la entrada de cientos de miles de personas, comienza a llegar a su límite, alertó Amnistía Internacional (AI) en un informe.

De los más de 1,6 millones de sirios que cruzaron la frontera turca desde 2011, solo 220.000 están alojados en campos; el resto (de los que no han seguido su camino hacia Europa) vive por su cuenta en numerosas ciudades del país, indicó la ONG.

De ellos “un número creciente de refugiados experimenta serias dificultades incluso para sobrevivir”, entre los cuales cientos de miles “se acercan o viven ya en la pobreza extrema”.

“Algunos están tan desesperados que se plantean incluso regresar a Siria a pesar de la guerra”, denunciaba AI.

En su informe, Amnistía admite la generosidad de la acogida proporcionada por Turquía a la población siria, comparada con el “fracaso miserable” de la comunidad internacional y a sus “compromisos financieros netamente insuficientes” 

El gobierno islamo-conservador de Ankara asegura que ha gastado más de 4.000 millones de dólares en atender a los sirios, oficialmente considerados como “invitados” 

En una conferencia de prensa en Estambul, un representante de AI, Andrew Gardner, destacó la decisión reciente de Turquía de ofrecer un documento de identidad a los refugiados registrados, y lamentó que solo una parte de ellos esté inscrito oficialmente como tal.