“Hola amigos humanos, soy Reem-C”: 1,65 metros, 80 kilos, este robot es uno de los invitados del 14º congreso mundial sobre humanoides, que reúne hasta el jueves en Madrid a más de 400 expertos para debatir sobre el futuro papel de estas máquinas.

“Ya están aquí y son cada vez más”, afirma Frederik Bengtsson, un estudiante de la Universidad de Linköping de Suecia que participa en este congreso “Humanoides 2014 – Humanos y Robots cara a cara” el cual comenzó el martes.

“La tecnología es cada vez más barata y más rápida, y es por tanto un sector que progresa rápido, como la informática hace unos años”, añade, mientras que sus tres compañeros enseñan a su pequeño robot Nao, fabricado por la empresa francesa Aldebaran Robotics, a detectar qué placa vitrocerámica está encendida para un concurso de “cocina”, en el que compiten los robots.

Agarrando delicadamente un tomate, bailando a un ritmo desenfrenado: más de 430 expertos en robótica humanoide procedentes de 31 países, según los organizadores de la universidad Carlos III de Madrid, muestran las habilidades de sus creaciones.

“Los humanoides son una máquina muy pensada por la ciencia ficción, pero nosotros los investigadores lo que estamos intentando es pasar de esa ciencia ficción al mundo real y desarrollar tecnología que autores y cineastas pensaron años atrás”, dice Santiago Martínez de la Casa, del laboratorio Robotics Lab de la universidad Carlos III, junto a Teo: un robot de cabeza rectangular y torso que muestras sus cables y motores, mientras levanta un brazo.

“Nuestro objetivo es que un robot de tipo humanoide pueda ser utilizado en un entorno doméstico, por ejemplo en una cocina”, añade.

Tareas domésticas, desminado o intervenciones en zonas de riesgo, los humanoides podrán también tener un papel en la medicina, como el exoesqueleto Exo-H1 que recrea el movimiento del caminar humano.

Este invento está destinado a los pacientes que “pierden la capacidad de andar no porque sean físicamente incapaces de andar sino porque no son capaces de realizar estos movimientos”, explica J. Carlos Prieto, de la empresa española Technaid.

Frente a todas estas tareas, ¿los humanoides no podrían rebelarse? “¿Quién sabe?”, bromea Santiago Martínez de la Casa, antes de matizar: “los investigadores en este campo de momento están intentando crear sentimientos, crear emociones. De momento, que piense una máquina por sí misma es complicado y en un futuro cercano no lo vamos a ver”.

Gerard Julien | AFP

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