Con apenas 19 años, Kendall Jenner, hermana de Kim Kardashian, acaba de convertirse en la imagen de la marca Estée Lauder. ¿Su secreto? Sus ojos negros, su rostro de muñeca… y sus 30 millones de fans en internet.
Kendall, aquella tímida adolescente que aparecía desde los 11 años en los programas de telerrealidad de la familia Kardashian, estará pronto en todos lados: revistas, afiches o spots publicitarios para alabar las cremas y maquillajes del gigante estadounidense de los cosméticos.
La empresa rechazó desvelar los términos del contrato con la top model y anunciado este fin de semana. “Los contratos cosméticos son tan raros como codiciados”, dice Sara Ziff, del sindicato de modelos Model Alliance.
Estée Lauder, que busca dinamizar su crecimiento y sus ventas a través de un público más joven, no oculta sus intenciones: Kendall “es la Instagirl (chica Instagram) por excelencia”, explica Jane Hertzmark Hudis, a la cabeza de la estrategia de la marca.
Kendall suma 32,3 millones de “seguidores” (no necesariamente diferentes personas) en su distintas redes sociales: 15,9 millones están en Instagram, 9,1 en Twitter y 7,3 en Facebook.
Para Estée Lauder, Kendall “representa toda una nueva generación de mujeres que viven, respiran e intercambian sobre la belleza, la moda y la vida 24 horas al día, siete días a la semana”.
La estadounidense comienza a desarrollar su carrera como modelo en casas como Chanel y Balmain en París, Dolce & Gabbana y Fendi en Milán y Donna Karan o Tommy Hilfiger en Nueva York.
La casa francesa Givenchy la contrató para una campaña corporativa y la revista Vogue, dirigida por la exigente Anna Wintour, le regaló una primera consagración con 13 páginas en su edición de diciembre.
Pero la hermana pequeña de Kim Kardashian y cuñada del rapero Kanye West insiste: “Trabajé duro por esto. No es como si todo me hubiese llegado por arte de magia en un plató”, explicó en una entrevista en la cadena de televisión ABC.