El presidente Barack Obama condenó el “horrible ataque” en una sinagoga de Jerusalén este martes que dejó cuatro muertos, entre ellos tres ciudadanos estadounidenses, y llamó a israelíes y palestinos a la calma.
“En este sensible momento en Jerusalén, lo más importante para los líderes israelíes y palestinos y los ciudadanos comunes es trabajar juntos para rebajar las tensiones, rechazar la violencia y buscar un camino hacia la paz”, dijo Obama.
El ataque fue cometido por dos palestinos, quienes atacaron con “hachas, cuchillos y una pistola” a los fieles reunidos en una sinagoga de Jerusalén Oeste, según una portavoz policial.
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Obama identificó a los tres israelo-estadounidenses que murieron en el ataque como Aryeh Kupinsky, Cary William Levine y Mosheh Twersky.
“No hay ni puede haber justificación para tales ataques contra civiles inocentes”, dijo el mandatario. Y agregó que “los pensamientos y oraciones del pueblo estadounidense están con las víctimas y familiares de los que fueron asesinados y heridos en este horrible ataque y en otros actos de violencia recientes”.
La cuarta víctima israelí ha sido identificada como un ciudadano británico. Ocho personas resultaron heridas, entre ellas dos policías; uno de ellos se encuentra en estado crítico.