Japón prometió este martes reducir en dos tercios sus objetivos de pesca de ballenas en la Antártida, para convencer a la comunidad internacional de autorizarle a reanudar allí la cacería de cetáceos con fines científicos.
Los japoneses quieren reanudar la búsqueda en el océano Antártico el próximo año, a pesar de la prohibición de la instancia jurídica más elevada de las Naciones Unidas.
Los nipones habían sido obligados a renunciar a la próxima temporada 2014-2015 de caza de ballenas en esa zona, después de una resolución de la Corte Internacional de Justicia que, ante el pedido de Australia, consideró que Japón desviaba con motivos comerciales una actividad que presentaba como si estuviese destinada a la investigación sobre esos animales.
Sin embargo, tal como temían las organizaciones ecologistas, las autoridades niponas esperan esquivar esta decisión dando a la controvertida misión un aspecto más científico para recomenzar en 2015-2016.
En el nuevo plan presentado ante la Comisión Ballenera Internacional y a su comité científico, Japón fijó un objetivo anual de 333 pequeños rorcuales, en comparación con unos 900 en el marco del anterior programa, precisó el gobierno en un comunicado.
“Nosotros explicaremos el nuevo plan de forma precisa para obtener el asentimiento de los otros países”, declaró a los periodistas el ministro de Agricultura, Bosques y Pesca, Koya Nishikawa.
El grupo ecologista Greenpeace reaccionó inmediatamente. “Es bien conocido en Japón y en el resto del mundo que el objetivo principal de la caza nipona de cetáceos no es la investigación científica, sino un respaldo público a la industria ballenera”, escribió.