Este lunes se cumple un año desde que Michelle Bachelet, acompañada por la Nueva Mayoría, triunfó en primera vuelta quedando a un paso de retornar a La Moneda. Las polémicas internas, producto de las diferentes posturas que existen sobre las reformas estructurales comprometidas en el programa de gobierno, han marcado los 8 primeros meses. A esto se suman los cuestionamientos a la gestión de los ministros y la ausencia de la discusión sobre la institucionalidad para el bloque oficialista.
Hace exactamente un año la primera mujer presidenta aseguraba un triunfo holgado que a la postre le serviría para retornar a la máxima magistratura del país, secundada de una victoria aplastante de la Nueva Mayoría en las legislativas, bloque que se recompuso tras los comicios donde se alzó con el triunfo Sebastián Piñera. Tras esa elección (2009), la ex Concertación revivió -pese a la ausencia de autocrítica y de un análisis de la derrota- de la mano de la ex presidenta, quien además de acuñar el concepto “Nueva Mayoría”, impulsó a los políticos de su sector para asegurar la mayoría en el Congreso.
Pero para lograr dicho triunfo debió integrar al Partido Comunista -debido a que no tenía los votos suficientes- surgiendo una “Nueva Mayoría” que le aseguró la cantidad de votos suficientes para llevar adelante un ambicioso proyecto, que incluye reformas estructurales profundas como el sistema tributario, educacional y el binominal.
Estos cambios, sin embargo, han sido el principal punto de conflicto y el origen de pugnas internas en la coalición gobernante, situaciones que han marcado los ocho primeros meses del segundo gobierno de Bachelet.
Pese a que la fecha puede parecer importante, en el oficialismo reconocieron que no agendaron alguna actividad debido al momento político que les ha tocado enfrentar y que desde el 11 de marzo pasado se ha traducido en un cúmulo de turbulencias internas y conflictos por los cambios estructurales. Como evidencia está lo sucedido con la reforma tributaria, cuyo proyecto diseñado originalmente debió sufrir importantes modificaciones zanjadas en la denominada “cocina” del senador Andrés Zaldívar.
Otro de los conflictos ha sido la reforma en educación en donde la primera parte de los cambios -fin al lucro, al copago y la selección- ha generado fuertes discusiones internas donde la oposición a los cambios ha logrado incidir en este proyecto. Estas discusiones han permeado las diferencias entre el Partido Comunista y la Democracia Cristiana que se acrecentaron con las polémicas declaraciones del embajador de Uruguay, sumados a los enfrentamientos mediáticos entre los actuales líderes de la Nueva Mayoría y antiguos rostros de la Concertación.
Se suman además las cifras rojas en materia económica como el aumento en el rechazo en estos meses al apoyo a las reformas estructurales ofrecidas por Michelle Bachelet. Y algo que se ha acrecentado en estas últimas semanas, es el cuestionamiento al gabinete que nombró la mandataria.
Este último escenario eleva la tensión en La Moneda, según reconocen desde el propio Gobierno, que ha tenido que salir a monitorear incluso lo que ocurre al interior de los partidos, como las elecciones en la Democracia Cristiana y el Partido Socialista, que se efectuarán en marzo y abril del próximo año.
Incluso el vocero de Gobierno, Álvaro Elizalde, tuvo que salir a pedir a la Nueva Mayoría que todos “remen” para el mismo lado, para respaldar el programa de Gobierno cuidando el lenguaje.
Coalición gobernante que a un año de ganar su primera elección sigue su camino como un simple acuerdo programático y no un pacto político como lo fue la Concertación, tema del cual hasta ahora no se ha hablado ni ha sido el eje central en los diálogos internos que se llevan adelante como bloque oficialista, a pesar que en 2016 se inicia una nueva carrera electoral, como lo son las Municipales.
Al respecto, el timonel del Partido Socialista, el diputado Osvaldo Andrade, reconoció que no ha sido fácil el trabajo, pese a que explicó que han realizado todas las gestiones para sortear las diferencias que han surgido en el camino.
Desde la Unión Demócrata Independiente (UDI) por su parte, el senador Juan Antonio Coloma, obviamente criticó el trabajo realizado por la administración de Michelle Bachelet acompañada de la Nueva Mayoría. Afirmó que las cifras están demostrando que han “destruido” lo que la otrora Concertación trabajó en dos décadas.
De esta forma, no se agendó ni siquiera un cóctel para recordar los brazos en alto celebrando el triunfo en primera vuelta ese 17 de noviembre de 2013, cuando Bachelet celebraba su paso al balotaje frente a Evelyn Matthei, con un 46,70 % de los votos frente al 25,03 % de la postulante de la Alianza.