El nadador cubano Hanser García despertó este domingo como campeón Centroamericano y del Caribe y como nuevo poseedor del récord regional en los 100 metros libres. Pero estos logros estuvieron en riesgo de no concretarse, a causa de un simple mosquito.
La noche del sábado, en la final de su prueba, García dio a Cuba su novena medalla de oro en Veracruz-2014, y lo hizo estableciendo la nueva marca de los Juegos con 49 segundos cerrados. Atrás quedaron los 49:55 que el venezolano Albert Subirats estableció en Cartagena-2006.
De esta manera, García cerró exitosamente una preparación “de locura”, como él mismo la define, porque debió completarse de manera precipitada a causa de algunos contratiempos.
“Empecé a entrenar especialmente para estos Juegos en julio”, cuenta Hanser a la AFP y comienza a recordar los obstáculos que se le presentaron. “Se me cayeron varios viajes de preparación, uno a Costa Rica y un par a México”.
No obtener visas, entre otros obstáculos, condicionaron que el tritón antillano tuviera que realizar toda su preparación en Cuba. “Estuve nadando con mucho calor, en una piscina que llegó a estar a 32 grados centígrados”, comparte. “Pero yo como buen cubano, soy luchón”, añade.
Hanser, quien podría pasar por un deportista alemán -por el nombre y el pelo rubio-, pero es orgullosamente originario de Villa Clara, siguió preparándose en su país donde tendría que enfrentar otra dificultad. Esta más seria que la anterior.
En octubre, su participación en Veracruz-2014 se puso en riesgo debido a que fue picado por un mosquito.
“Me enfermé de dengue y paré dos semanas completamente de entrenar. En esos días yo no estaba muy bien física y anímicamente”, rememora el nadador.
“Ya no lo voy a lograr, ya no lo voy a lograr”, se lamentaba Hanser mientras padecía las altas fiebres provocadas por el dengue.
En medio de la enfermedad fueron fundamentales las palabras de aliento de María Luisa, su entrenadora, pero sobre todo las de María Antonia, su esposa, y del pequeño Hanser, su hijo: “Tú sí puedes, tú sí puedes”, le decían.
Habiendo superado el dengue, y con el tiempo encima, Hanser se sometió a intensas sesiones de trabajo en la piscina. Había que recuperar algo del tiempo perdido: “Fue un sacrificio muy grande. Tuve que entrenar tres semanas de lunes a domingo, sin parar”.
La premura obligó a que Hanser hiciera modificaciones en su proceso de preparación: “Por ejemplo, la capacidad elástica que yo trabajo para mi evento me la tuve que volar y saltar directo a ritmo de competencia que es lo último que yo hago”.
El apoyo moral y el tesón sacaron adelante a Hanser, quien llegó a Veracruz muy cerca del 100 por ciento de su forma de competencia, no sin antes haber resentido los efectos de una preparación express.
“No puedo más, estoy fundido, pero tengo que tratar, tengo que tratar”, se decía a sí mismo para exigirse en los días previos a la competencia en Veracruz-2014.
El día del evento llegó y Hanser compitió tal como se esperaba. “A este no lo para nadie”, dijo un reportero cubano mientras veía a García cubrir los primeros 50 metros con un tiempo de 25 segundos con 24 centésimas. Después, el villaclareño de 26 años paró el cronómetro en los 49 segundos.
A pesar de haber impuesto récord regional, Hanser sabe que su potencia le puede dar mejores resultados: “Yo soy nadador de 48.04″, dice García quien ganó plata en los Juegos Panamericanos de 2011 en Guadalajara y fue finalista olímpico en Londres-2012.
Ahora para Hanser viene el Mundial de piscina corta en Doha. Y luego pensará en 2015, donde les esperan los Juegos Panamericanos de Toronto y el Mundial de Kazán (Rusia).
“Ahí tengo grandes expectativas, solo espero poder tener una preparación distinta a la de Veracruz: tranquila, pausada y calmada”, afirma.