El ministro del Interior de Portugal, Miguel Macedo, renunció al cargo este domingo, tres días después de que estallara un escándalo de corrupción por la entrega de los llamados “visados de oro” reservados a los inversores extranjeros.

Macedo, quien negó tener “responsabilidad personal”, estimó que su “autoridad política” se había debilitado y explicó que su decisión fue para “defender al gobierno, la autoridad del Estado y la credibilidad de las instituciones”.

El jueves pasado la policía portuguesa detuvo a 11 personas y efectuó 60 registros, incluso en varios ministerios, en una investigación por corrupción en la entrega de los llamados “visados de oro”.

Entre los detenidos figuran varios altos cargos como el jefe de la policía fronteriza, Manuel Jarmela Palos, la secretaria general del ministerio de Justicia, Maria Antonia Anes, y el director administrativo de los notarios, Antonio Figueiredo.

La investigación destapó delitos de “corrupción, tráfico de influencias, malversación y blanqueo de capitales” relacionados con “la entrega de visados de oro”, señaló entonces la fiscalía.

Portugal, que necesita capitales extranjeros, concede desde octubre de 2012 visados a inversores extranjeros dispuestos a gastar 500.000 euros en la compra de una casa o un apartamento, por una duración mínima de cinco años.

La medida atrajo más de 1.000 millones de euros, en poco más de dos años, para un total de 1.649 visados entregados en su mayoría a inversores chinos, pero también brasileños, rusos o sudáfricanos, según el gobierno.

Una vez conseguido el visado, los inversores no están obligados a vivir en el país de forma permanente, solo tienen que residir en Portugal durante siete días al año.

Muchos inversores aprovechan el visado para viajar libremente y hacer negocios en el espacio Schengen.