Los sentimientos, ya sean positivos o negativos, influyen en nuestro estado anímico y en nuestro cuerpo. Es tal la repercusión de éstos, que un grupo de científicos se dedicó a investigar cómo se ve nuestro cerebro cuando sentimos odio.

Según recoge el sitio Bienestar, los investigadores reunieron a 17 personas para evaluar sus cerebros. Los individuos reconocieron sentir un fuerte odio hacia ex parejas, compañeros de trabajo o a alguien en particular.

A las personas se les mostraban imágenes con caras neutrales y otras fotografías de las personas que odiaban.

Los científicos Semir Zeki y John Romaya descubrieron que las regiones conocidas como “putamen” y la “ínsula” son las regiones de nuestro cerebro que se activan cuando sentimos odio.

El putamen es el encargado de planificar la respuesta activa, como puede ser agredir a quien odiamos o tomar la defensiva cuando estamos cerca o simplemente cuando lo vemos.

Por otro lado, la ínsula participa en las funciones que tratan de catalizar las expresiones de disgusto y los estímulos desagradables.

Además, los investigadores descubrieron que las regiones de nuestro cerebro activadas por el odio son las mismas que se iluminan cuando sentimos amor.