La justicia italiana absolvió este lunes al grupo de siete sismólogos italianos condenados en primera instancia a seis años de cárcel por haber subestimado los riesgos del terremoto ocurrido en L’Aquila en 2009, un fallo que había suscitado una avalancha de reacciones.

En octubre del 2012 el tribunal de L’Aquila (centro de Italia) había condenado a los siete miembros de la comisión Grandes Riesgos a seis años de cárcel por “homicidio involuntario”, no obstante los pedidos de absolución de la defensa, alegaba que es imposible predecir un terremoto.

Los científicos fueron absueltos porque no hubo violación de la ley, precisó la Corte de Apelaciones.

La condena de los miembros de la Comisión “Grandes Riesgos” causó un gran revuelo en la comunidad científica internacional.

“Vergüenza, mafiosos”, gritaron en cambio varios familiares de las víctimas que asistían a la lectura del nuevo veredicto.

El terremoto dejó 308 muertos, 1.500 heridos y unas 50.000 personas perdieron sus casas a causa de la destrucción total o parcial de miles de edificaciones.

La justicia italiana decidió procesar a las autoridades científicas porque divulgaron informaciones tranquilizadoras a la población, que en caso contrario hubiera podido tomar medidas para protegerse.

“Estoy desconcertado. No me esperaba este resultado. Creí que reducirían algunos años de condena pero no que se pronunciaran por la absolución”, comentó el procurador general Romolo Como, quien había pedido la confirmación de la condena.

“Es un sismo dentro del sismo”, lamentó Attilio Cecchini, uno de los abogados que representan a las partes afectadas.

Sólo el subdirector de la Protección Civil, Bernardo De Bernardinis, que mantuvo reuniones seis días antes del terremoto con los científicos para evaluar la situación, fue condenado a dos años de cárcel, pero la pena fue suspendida.

Según la sentencia de condena, publicada en enero del 2013, la justicia italiana no quiso condenar a “la ciencia”, sino la actuación de funcionarios que “no cumplieron con el deber de previsión y prevención”.

Al pronunciar pareceres “genéricos e ineficaces” y “evaluando mal los riesgos”, generaron tranquilidad entre los habitantes, quienes no tomaron medidas que hubieran podido salvar muchas vidas, rezaba el primer fallo.

Tras conocer la noticia de la absolución, Stefano Gresta, presidente del Instituto Nacional de Geofísica y Vulcanología, manifestó su “gran satisfacción” por un veredicto que devuelve “la credibilidad a toda la comunidad científica italiana”.