Las autoridades iraquíes investigaban el domingo si el líder del grupo yihadista Estado Islámico (EI) formaba parte de los dirigentes yihadistas atacados por la coalición en el norte del país.

“Hasta ahora no hay información fiable disponible”, indicó un alto responsable iraquí ante la pregunta de si Abu Bakr al Baghdadi había muerto en los bombardeos de la coalición el viernes en Mosul contra lo que Estados Unidos presentó como “una reunión de dirigentes del EI”.

“La información (sobre su muerte) proviene de fuentes no oficiales y no fue confirmada, estamos trabajando en eso”, agregó este responsable.

Los canales de televisión árabes afirmaron que Baghdadi resultó herido o quizás murió en los bombardeos. Pero el Comando Estadounidense para Medio Oriente (Centcom) “no pudo confirmar” si el jefe y “califa” autoproclamado del EI se encontraba en el lugar.

Según el Centcom, “aparatos de la coalición llevaron a cabo una serie de ataques aéreos en Irak contra lo que se consideró era una reunión de dirigentes del EI cerca de Mosul”.

Esas operaciones militares “destruyeron un convoy de vehículos formado por diez camiones blindados del EI”.

Mosul es uno de los centros neurálgicos de los yihadistas desde que la segunda ciudad de Irak cayó en sus manos en junio.

La toma de Mosul marcó el inicio de una ofensiva que ha permitido a esta organización extremista sunita apoderarse de importantes áreas del país y decretar luego un califato en territorios a caballo sobre Irak y Siria.

La muerte de este hombre discreto representaría un gran éxito para la coalición internacional liderada por Estados Unidos, que apoya sobre todo en el aire a las fuerzas progubernamentales –ejército federal, peshmergas, milicias chiitas y tribus sunitas– que enfrentan en tierra a los yihadistas.

El ejército iraquí tiene dificultades para recuperar el terreno perdido ante el EI en los últimos meses en el oeste y el norte del país, por lo que el gobierno de Bagdad recibió con satisfacción el envío estadounidense de 1.500 asesores militares adicionales aunque se trate de una decisión “tardía”, según el primer ministro Haidar al Abadi.

Este despliegue duplicará la presencia militar estadounidense en el territorio iraquí, pero esas tropas no están destinadas a combatir directamente contra el EI.

En Bagdad, varios atentados con coche bomba en barrios de mayoría chiita dejaron el sábado al menos 33 muertos y más de 100 heridos, según fuentes médicas y de seguridad.

La capital iraquí es regularmente blanco de estos ataques. Algunos son reivindicados por el EI, que como otros grupos radicales sunitas, consideran herejes a los chiitas.

Más de 1.000 muertos en Kobane

Los combates en Kobane dejaron más de 1.000 muertos, en su mayoría yihadistas, desde que comenzó en septiembre la ofensiva del grupo Estado Islámico (EI) contra esta ciudad kurda del norte de Siria, según una ONG.

“Al menos 1.013 personas murieron en los combates en Ain al Arab (nombre árabe de Kobane) desde el comienzo de la ofensiva”, el 16 de septiembre, indicó el domingo el director del Observatorio Sirio de los Derechos Humanos (OSDH), Rami Abdel Rahman.

Esta ciudad sitiada se ha convertido en un símbolo de la lucha contra el EI, un grupo extremista sunita que controla grandes territorios en Siria e Irak.

En Siria, el régimen del presidente Bashar al Asad atacó el sábado un bastión del EI en el norte, matando a por lo menos 21 civiles y dejando un centenar de heridos, según el OSDH.

El ejército sirio lanzó “siete barriles de explosivos y tres obuses” contra Al Bab, una ciudad controlada por los yihadistas en la provincia de Alepo (norte), según esta ONG.

Desde la aparición de los yihadistas en Siria en 2013, el régimen de Asad había evitado enfrentarse al EI. Pero en los últimos meses, tras los ataques contra bases que dejaron centenares de soldados muertos, el ejército empezó a atacarlos en el este y el norte.

La guerra en Siria ya ha dejado más de 180.000 muertos desde 2011 y el emisario especial de la ONU, Staffan De Mistura, se encuentra en Damasco, donde se reunirá con Asad, para negociar un “plan de acción” y reactivar los esfuerzos de paz.

Antes de entrevistarse con el presidente sirio, De Mistura tuvo discusiones “constructivas” con el ministro de Relaciones Exteriores Walid Muallem, según la agencia estatal SANA, que citó fundamentalmente la cuestión de corredores humanitarios hacia Alepo.

“Estoy trabajando duro” para encontrar una salida a la guerra civil”, precisó De Mistura, interrogado por la AFP.