Enfurecidos estudiantes mexicanos atacaron este sábado la gobernación del estado de Guerrero y quemaron vehículos en la primera fuerte protesta desde que la fiscalía anunció el viernes que sus 43 compañeros desaparecidos fueron posiblemente masacrados, constató la AFP.

Más de 300 jóvenes, la mayoría con el rostro cubierto con pañuelos, lanzaron piedras y cócteles molotov contra la sede gubernamental en Chilpancingo, capital de Guerrero, que se encontraba cerrada.

Los manifestantes incendiaron una decena de camionetas, incluida una de la policía federal, y destrozaron otros tantos sin que interviniera la policía.

“Esto busca el mismo reclamo de siempre, la presentación con vida de los compañeros” ante un gobierno que “sigue desapareciendo gente”, dijo a la AFP uno de los encapuchados.

Los vehículos quemados generaron una gran humareda que fue sofocada por los bomberos.

“Vivos se los llevaron, vivos los queremos”, clamaban los estudiantes antes de abordar los autobuses para regresar a la escuela de la cercana comunidad de Ayotzinapa, donde estudian los desaparecidos y en la que sus familiares permanecen recluidos.

Estudiantes y maestros sindicalizados de Guerrero llevan a cabo desde hace semanas una campaña de protestas contra las autoridades en Guerrero. El mismo complejo de edificios de gobierno regional en Chilpancingo fue parcialmente incendiado en una manifestación el pasado 13 de octubre.

Ángel Aguirre, gobernador de Guerrero cuando ocurrieron las desapariciones, tuvo que apartarse del cargo el 23 de octubre en medio de violentas protestas que le pedían la renuncia por su incapacidad para actuar frente a este crimen que ha conmocionado al país y a la comunidad internacional.

Las protestas exigen que sean encontrados con vida los 43 estudiantes de Ayotzinapa que desaparecieron el 26 de septiembre en la cercana ciudad de Iguala (Guerrero) tras ataques de policías y sicarios del narcotráfico.

En esa ciudad, a solo 200 km de Ciudad de México, policías corruptos atacaron a a tiros a los estudiantes y los entregaron a sicarios de un cártel narcotraficante. 

Tras seis semanas de angustia nacional, el fiscal general, Jesús Murillo Karam, anunció el viernes que detenidos confesaron haber asesinado a los jóvenes y quemado sus cuerpos, arrojando los restos a un río.

Familiares y compañeros de los desaparecidos aseguran que no creerán esta versión hasta que sea verificada por un grupo independiente de expertos argentinos al que pidieron ayuda. Mientras tanto siguen exigiendo a las autoridades que sigan buscando a los jóvenes con vida.