Más de una vez a la semana escuchamos a alguien de nuestro entorno quejándose de un dolor de cabeza mientras los demás se preguntan cómo es posible la sobrevida en ese tipo de casos que rayan en la hipérbole.

El mercado para las personas que se encuentren afectadas es casi tan amplio como la cantidad de farmacias que existen en las ciudades aunque ha quedado de manifiesto que la automedicación puede ser dañina si no se controla adecuadamente.

Por ejemplo, el ibuprofeno es uno de los antiinflamatorios más utilizados por el común de las personas y es sagrado en los botiquines caseros, mochilas, bolsos. Sin embargo no muchos consideran que este medicamento, sin la supervisión médica adecuada, puede generar fallas renales y diversas afecciones al estómago, según detalló en 2011 Paula Vergara, médico cirujano de la Universidad de Concepción.

Según detalla el Instituto Nacional de Trastornos Neurológicos y Accidentes Cerebrovasculares estadounidense -NINDS, por sus siglas en inglés-, las cefaleas pueden clasificarse en primarias o secundarias. Las primarias aluden a aquellas que no tienen un origen aparente y no arrastrarían mayores perjuicios para la salud.

Las secundarias, por otra parte, están originadas en un problema de salud como algún accidente cerebrovascular, la fiebre, lesiones u otras causas.

Hay dolores de cabeza que son frecuentes. Sin embargo, en el menor de los casos, estos podrían estar gatillados por un problema de mayor gravedad, como podría ser una hemorragia intracerebral. Si el dolor que sufre el paciente es muy atípico, se le recomienda visitar al neurólogo.

El mismo instituto de Estados Unidos recomienda consultar al especialista cuando el dolor viene acompañado de las siguientes características:

- Es fuerte y se manifiesta de manera repentina, más aún si también la persona sufre rigidez del cuello.
- La persona sufre fiebre, náuseas o vómitos que no se vinculan a otra enfermedad.
-El dolor es muy atípico y viene seguido de confusión, debilidad, visión doble, o pérdida del conocimiento.
- Se acrecienta con el paso de los días o cambia sus características.
- Es recurrente en los niños.
- Se manifiesta tras una lesión en el cráneo.
- Junto al dolor, se pierde la sensación o se manifiesta debilidad de alguna parte del cuerpo, lo que podría estar apuntando a un accidente cerebrovascular.
- Convulsiones.
- Dificultad para respirar.
- Es persistente en alguien que no se ha caracterizado por sufrir dolores de cabeza, sobre todo en quienes superaron los 50 años.
- Antecedentes cáncer o sida.

En tanto, el portal de salud de About.com también recomienda darse una vuelta por la consulta de un neurólogo cuando se sufre dolor crónico, vértigo o desequilibrio, hormigueo en el cuerpo (en particular en un lado del cuerpo), debilidad (cuando es imposible ejercer fuerza para levantar un objeto determinado), problemas al desplazarse o de visión, trastornos de sueño y dificultad para pensar.

Visitar un médico puede ser una actividad tediosa para muchos, pero saber en qué momento es apropiado acercarse al especialista puede ser fundamental para prevenir afecciones mayores.