Decenas de extremistas judíos prevén acceder este viernes a la Explanada de las Mezquitas en Jerusalén Este para manifestarse, tras haber sido impedidos de hacerlo la víspera, lo que hace temer una nueva escalada de violencia.

El jueves, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, trató de rebajar la indignación entre los palestinos por los últimos acontecimientos en torno a la Explanada mientras una manifestación de ultranacionalistas judíos desafió su llamada a reducir la tensión.

Unos 150 extremistas judíos, mayoritariamente jóvenes religiosos, se dirigieron por la tarde hacia la Explanada en la Ciudad vieja, no solo para reclamar el derecho a rezar (ahora solo pueden visitarla), sino para apoderarse de ella, a la que llaman ‘el Monte del Templo’, constató AFP. Esto fue considerado una verdadera provocación por parte de los palestinos.

“El pueblo judío está ligado al Monte del Templo”, afirmó el exdiputado Michael Ben Ari. ¿Por qué rezaban nuestros ancestros? ¿Por los bares de Tel Aviv, por los paseos en Haifa? Rezaban para volver aquí”.

Los extremistas, que apenas pudieron acercarse debido a la presencia policial, debieron contentarse con terminar su marcha cerca del Muro de los Lamentos, a los pies de la Explanada, pero tampoco pudieron instalarse en el lugar.

La policía anunció, paralelamente, que los varones musulmanes menores de 35 años no podrán acceder a la Explanada para la plegaria del viernes a causa de informaciones que indican que “jóvenes árabes tiene la intención de sembrar el desorden” tras la misma.

En el clima de crispación que vive Jerusalén desde el pasado verano, la llamada a “marchar hasta las puertas del Monte del Templo” hacía temer un nuevo estallido de violencia tras los altercados organizados la víspera por los mismos radicales, que provocó disturbios en varios barrios en la Ciudad vieja.

“Usurpadores”

Pero declaraciones incendiarias como las de Ben Ari son percibidas como provocaciones por parte de los palestinos y los musulmanes en su conjunto.

“Los propietarios legítimos somos nosotros, ellos no son más que usurpadores”, dijo aludiendo a los palestinos, a los que calificó de “terroristas”.

Jerusalén-Este, la parte palestina de la ciudad anexionada y ocupada por Israel en 1967, vive una tensión creciente desde el verano, en un ambiente que según muchos podría desembocar en una tercera intifada.

La Explanada de las Mezquitas, donde se encuentra la mezquita de Al Aqsa, se ha convertido en las últimas semanas en el centro de los incidentes.

Los palestinos acusan con regularidad a Israel de tratar de modificar el statu quo de 1967 por el que los judíos pueden entrar al complejo, pero no tienen derecho a orar allí.

Netanyahu ha dicho en varias ocasiones que no va a modificar el estatuto de la explanada pero los musulmanes temen que quiera hacer concesiones a los radicales para obtener un rédito electoral en los comicios de 2015.

Jordania, guardiana de la explanada y portavoz de la indignación de los musulmanes, llamó a consultas a su embajador en Israel para protestar por lo que muchos consideran la gota que colma el vaso: la entrada de la policía israelí en la Mezquita de Al Aqsa para expulsar a jóvenes palestinos que anteriormente habían apedreado a radicales judíos.

Netanyahu habló con el rey Abdalá II de Jordania el jueves para tratar de resolver la situación. “Le he dicho que conservaremos el statu quo del Monte del Templo, y que ello incluye el poder de Jordania como guardiana del Templo que está incluido en nuestro tratado de paz”, repitió por enésima vez.

Continúan los disturbios

El rey, por su parte, recordó que “Jordania rechaza firmemente toda medida que comprometa el carácter sagrado de Al Aqsa”. Pero la ocupación, la guerra en Gaza, el aumento de las colonias, los continuos arrestos y el paro entre otros factores se amontonan para caldear el ambiente. Y el estatuto de la Explanada de las Mezquitas es para muchos una “línea roja” que podría hacer estallar la situación.

Este jueves continuaron los disturbios en Jerusalén Este. Unos 200 palestinos intercambiaron piedras y petardos con la policía israelí, que respondió con gases lacrimógenos y proyectiles de goma, en lo que ya se ha convertido en una costumbre cotidiana.

Los altercados también llegaron al barrio de Issauiya, donde la policía había bloqueado tres de los cuatro accesos.

Las fuerzas de seguridad comenzaron este jueves a colocar bloques de hormigón frente a las paradas de tranvía para evitar nuevos ataques con coches, tras el último ocurrido el miércoles.

Desde el primer ataque de ese tipo el pasado 22 de octubre, “188 personas han sido arrestadas, entre ellos 71 menores” en Jerusalén Este, indicó la policía israelí, que eleva la cifra a un millar desde el verano.