Sorteando los obstáculos que multiplica el gobierno español, los nacionalistas catalanes están decididos a reunir el domingo, en una consulta simbólica pero que consideran “histórica”, suficientes votos para impulsar a Cataluña, una de las mayores regiones de España, hacia la independencia.

Convocados por el gobierno catalán del nacionalista Artur Mas, unos 5,4 millones de habitantes de la región están llamados a responder a dos preguntas: “¿Quiere que Cataluña sea un Estado? ¿Quiere que este Estado sea independiente?”.

El Tribunal Constitucional, a instancias del gobierno español, ordenó en dos ocasiones la suspensión cautelar de la votación, mientras se pronuncia sobre su legalidad.

Madrid ve en este voto un referéndum encubierto y la Constitución, insiste, no permite a las regiones organizar un plebiscito que pone en cuestión la unidad del país.

Mas, que consiguió la reelección en 2012 prometiendo dicha consulta en una región donde crece el independentismo, pasó por alto las consideraciones del Constitucional. Según él, la consulta del domingo, organizada por voluntarios, no incurre en la ilegalidad porque no es un referéndum.

CONCIERTOS CON CAZUELAS

Mientras cada noche los nacionalistas repican cazuelas desde sus casas para protestar contra el tribunal, Mas llamó a los catalanes a votar “sin miedo” porque estarán ejerciendo su libertad de expresión. “El Estado español es el adversario” y los electores actúan en “legítima defensa”, afirmó.

La votación del domingo es un nuevo episodio, aunque probablemente no el último, de la escalada de tensión entre Madrid y Barcelona, la metrópolis de una región que produce casi una quinta parte de la riqueza nacional.

En 2010, una decisión del Tribunal Constitucional desató la ira de los nacionalistas en una Cataluña impactada de lleno por la crisis económica.

Los magistrados impugnaron parcialmente un estatuto de autonomía negociado con Madrid y aprobado en referéndum en 2006, privando de valor jurídico el concepto de “nación catalana” reconocido en el texto.

Mas, que llegó al poder poco después, intentó sin éxito obtener de Madrid un mejor régimen fiscal que permitiera a Cataluña recaudar y gestionar sus impuestos.

Y ante su intransigencia, prometió consultar a la población sobre sus aspiraciones independentistas. Sin mayoría absoluta tras las elecciones de 2012, su gobierno depende del apoyo de los independentistas radicales de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), que empujan hacia la ruptura con Madrid.

LOS RESULTADOS PARA EL LUNES

Aunque el gobierno regional modificó la organización del escrutinio, renunciando a utilizar un censo oficial y a crear una comisión electoral, para Madrid y el Tribunal Constitucional la votación sigue siendo un referéndum.

Sin embargo, tanto el gobierno central español como el regional catalán parecen querer evitar una confrontación.

El ministro de Justicia, Rafael Català, dejó la puerta abierta a permitir la votación si el ejecutivo catalán no participa en ella. “El ejercicio de cualquier libertad de los derechos de los ciudadanos de expresión, eso no hay nadie que lo va a impedir”, dijo el jueves.

Y, según una fuente del ejecutivo regional, éste, que ya envió las urnas y las papeletas, dejará “la ejecución” de la jornada a 41.000 voluntarios, a quienes dio las instrucciones necesarias.

Pese a todo, la número dos del gobierno español advirtió a Mas: “lo que no puede pretender es que lo hagan otros y asuman las responsabilidades de este proceso”.

La consulta es simbólica y, según sus detractores, poco creíble ya que solo los independentistas acudirán a las urnas. Según los últimos sondeos, cerca del 50% de los catalanes apuestan por esta opción a pesar de la inquietud de las grandes empresas que temen perder los mercados español y europeos.

Una alta participación reforzaría la posición de Artur Mas, de 58 años, ante Madrid. Los resultados se esperan el lunes, día a partir del cual se comprometió a escribir al jefe del gobierno español Mariano Rajoy para retomar las negociaciones.

Estas podrían llevar a un pacto fiscal y un referéndum oficial que permita esta vez a los catalanes pronunciarse formalmente sobre una eventual secesión, como ocurrió en Escocia el pasado 18 de septiembre.

Entonces, los escoceses dijeron “no” a la independencia. Hasta el momento, Rajoy dice “no” al referéndum.