Unas 75.000 personas se manifestaron este martes en Moscú en favor del presidente ruso Vladimir Putin y su política en el conflicto ucraniano, eclipsando otras dos manifestaciones nacionalistas.

Este martes estaban convocadas en Moscú tres manifestaciones nacionalistas, con posiciones encontradas respecto al conflicto ucraniano y el apoyo del Kremlin a los secesionistas.

La que reunió a más gente fue la convocada por el partido en el poder Rusia Unida, que sacó a las calles a unas 75.000 personas, según la policía.

“Confiamos en Putin”, se leía en una de las pancartas de esta manifestación, celebrada en la principal arteria de la capital rusa.

Los representantes de los diferentes partidos, entre los que estaban también el comunista y el ultranacionalista LDPR, manifestaron su apoyo a la política del Kremlin en Ucrania.

“Estamos con nuestros hermanos de Nueva Rusia”, dijo Serguei Mironov, dirigente del partido oficialista Rusia Justa, utilizando el término acuñado por Putin para las regiones rusófonas del oriente y el sur de Ucrania.

Esta manifestación organizada por el poder eclipsó a las otras dos convocadas este martes.

La marcha de los ultranacionalistas, en la ciudad dormitorio de Liublino, sólo reunió a unas 2.000 personas, según la policía, lejos de los 10.000 a 20.000 participantes que esperaban los organizadores.

Los grupos integrantes de esta marcha, unos cincuenta en total, estaban divididos este año en cuanto a la cuestión ucraniana. Así por ejemplo, el movimiento Ruski (Los Rusos), solidario con los nacionalistas ucranianos que combaten a los separatistas prorrusos en el este de Ucrania, se manifestó al lado del Partido Nacionaldemócrata, que apoya a los insurgentes.

Dimitri Demiushkin, líder de Ruski, dijo que está “contra la guerra civil en Ucrania”, pues considera que “sólo hay un pueblo ruso, a pesar de lo que el Estado intenta hacernos creer”.

Por último, una manifestación nacionalista organizada en el noroeste de Moscú en apoyo a las poblaciones rusohablantes de Ucrania reunió a menos gente todavía.

Varios analistas y detractores del Kremlin acusan a Putin de estar promoviendo, desde el comienzo de la crisis ucraniana, un nacionalismo exacerbado para justificar la mayor confrontación entre Rusia y Occidente desde el final de la Guerra Fría.

Las manifestaciones tuvieron lugar con motivo de la fiesta de la Unidad Nacional, día feriado en Rusia, que conmemora la expulsión de las fuerzas de ocupación polacas del Kremlin en el año 1612.