Chuck Blazer, en el pasado el hombre más poderoso del fútbol estadounidense, fue un informador secreto del FBI cuya misión era espiar a la FIFA, informó el New York Daily News.

Blazer, hoy enfermo de cáncer, grabó conversaciones con diferentes dirigentes que concertó en su hotel durante los Juegos Olímpicos de Londres-2012, apuntó el citado medio.

El FBI consiguió la cooperación de Blazer al descubrir que no pagó millones de dólares en impuestos cuando era uno de los líderes de la Concacaf, el ente que gobierna el fútbol en Norte y Centroamérica y en el Caribe, relató el informe publicado el fin de semana.

Blazer invitó a estas reuniones al jefe del comité de organización del Mundial de Rusia-2018, Alexei Sorokin, y a Frank Lowy, la cabeza visible del proyecto de Australia-2022, pero no se sabe si llegaron en realidad a encontrarse.

Blazer fue el soplón que desveló el escándalo en la compra de la votación del Caribe, que acabó con la dimisión o expulsión de su colega de la Concacaf Jack Warner y del vicepresidente de la FIFA Mohamed Bin Hammam en 2011.

Blazer dimitió como ejecutivo de la FIFA en 2013 después de que una auditoría en la Concacaf encontrara que había recibido millones de dólares en comisiones no declaradas.

El proceso de elección de los mundiales de 2018 y 2022 ha sido objeto de investigación por corrupción a cargo de Michael García, un fiscal estadounidense, que ya entregó su informe a la FIFA.

El informe no se ha hecho público por motivos legales, según el máximo organismo del fútbol.

La elección de la Copa del Mundo de 2022, en Catar, estuvo envuelta en sospechas y acusaciones a Hammam, jefe del fútbol en su país, de pagar millones de dólares a diferentes federaciones para conseguir su voto, algo que el estado del Golfo siempre negó.