La semana pasada, la Corte de Apelaciones de Valparaíso ratificó las condenas dictadas por el ministro en visita Julio Miranda Lillo en la investigación por los secuestros calificados de al menos seis personas que fueron detenidas y torturadas por efectivos de la Armada en 1973. Paralelo a ello se realizaron diligencias en el denominado Cuartel Silva Palma, que sirvió como centro de detención en la dictadura.

En fallo unánime, los ministros de la Quinta Sala del tribunal de alzada ratificaron la semana pasada la sentencia dictada el 21 de abril pasado, y que había condenado en calidad de autores del delito de secuestro a los suboficiales en retiro de la Armada Bertalino Castillo Soto y Jaime Lazo Pérez, a penas de 3 años y un día de presidio pero con el beneficio de la libertad vigilada.

En el expediente se menciona como centros de detención y tortura a los buques esmeralda, Maipo y Lebu, además del denominado Cuartel Silva Palma.

Mientras esto ocurría, pasó casi desapercibida una diligencia que se realizó precisamente en el denominado Cuartel Silva Palma, a un costado de la Academia de Guerra Naval. Este lugar fue empleado como centro de detención y tortura, según consignan varias denuncias de detenidos de la época, lo que incluso se plasma en los informes y fojas que constan en poder de los casos que son investigados.

Hacia agosto de 1973, un grupo de funcionarios de la Armada que se denominaron “marinos constitucionalistas”, aún cuando ellos prefieren el nombre de “marinos antigolpistas”, conocieron que se estaba gestando un golpe de Estado desde el interior de esta rama castrense.

Fue así como la gran mayoría de ellos fueron detenidos por sus propios camaradas de armas y trasladados a lo que se conoce como el Cuartel Silva Palma.

Ricardo Tobar era cabo de la Armada en esa fecha, fue uno de los antigolpistas y después de volver de una licencia medica fue detenido y trasladado a Silva Palma. Esta semana recién pasada volvió al cuartel invitado por el juez que lleva la causa de varios hechos relacionados a estas dependencias.

Tobar afirma que el Cuartel Silva Palma sufrió varias modificaciones estructurales, las que fueron dadas a conocer al ministro Arancibia, para que se cotejara con los relatos que obran en poder del magistrado en torno a las investigaciones de los hechos allí ocurridos.

Además, y sumándose a las críticas y emplazamientos de otras personas ligadas a las víctimas de derechos humanos, el ex uniformado aseguró que la Armada no ha sido lo suficientemente clara en las investigaciones y que aún hay muchas interrogantes abiertas. Tan abiertas como las mismas heridas que dejaron en este grupo de marinos que se opusieron al Golpe Militar.

El Cuartel Silva Palma se encuentra a un costado de la Academia de Guerra Naval. Según recuerdan quienes estuvieron en las filas de la institución, incluso antes del 11 de septiembre este recinto ya servía como centro de detención para aquellos funcionarios que cometían faltas internas y que debían cumplir más de 30 días de arresto.

Según Tobar, las modificaciones estructurales que se le hicieron son contundentes como, por ejemplo, la eliminación de escalas y el sellado de túneles que, según afirma, existen en el lugar.

Ricardo Tobar comentó que se ha solicitado al Estado de Chile, a través del Consejo de la Cultura y otras entidades, que se pueda destinar el “Silva Palma” a un centro cultural que rescate la memoria de lo que ocurrió y que se entienda no como un homenaje sino como un recordatorio que en Chile se vulneraron los derechos humanos de miles de compatriotas, hechos que no se deben repetir.

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