Casi 2.000 personas murieron en 10 meses en las prisiones y centros de detención de los servicios de inteligencia sirios, donde se hacinan más de 200.000 detenidos, afirmó el domingo una ONG.

Según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), entre el 1 de enero y el 31 de octubre de 2014, 1.917 personas murieron en las celdas del régimen, entre ellas 11 mujeres y 27 jóvenes menores de 18 años.

La ONG precisa que las muertes fueron causadas por unas condiciones de detención deplorables y la tortura que practican de manera sistemática las autoridades en Siria. En 2013, 2.389 detenidos perdieron la vida.

Según la OSDH, la provincia del Rif de Damasco (las zonas rurales que rodean la capital) es la que tiene el récord de muertes con 411, por delante de la provincia central de Homs (299), la meridional de Deraa (271) y Damasco (243). Son las provincias en las que la rebelión está bien implantada.

En cambio, el número de muertes es más bajo en las provincias prorrégimen como Sueida (7) o Tartus (11).

El mes más mortífero fue junio, con 284 fallecimientos, y el menos septiembre, con 112.

A veces se devuelven los cuerpos a los familiares, pero en la mayoría de los casos, especialmente cuando las muertes fueron por tortura, los servicios penitenciarios se limitan a informar a los allegados y a pedirles que vayan a buscar, sin haber visto el cuerpo, un certificado de defunción al registro civil que depende del ministerio del Interior.

“Cuando los asesinos saben que gozan de impunidad, no sólo continúan matando sino que cometen más crímenes”, afirmó el director de la OSDH, Rami Abdel Rahman.

En el verano de 2013, “César”, un ex fotógrafo de la policía militar, huyó de Siria llevándose 55.000 fotografías escalofriantes de cuerpos torturados que podrían servir de pruebas ante un tribunal internacional.