Un policía mexicano murió este jueves mientras participaba en la búsqueda de los 43 estudiantes desaparecidos hace más de un mes en la región de Guerrero, un caso que sigue sin resultados y mantiene en vilo al país.
Buscándolos por tierra, aire e incluso bajo el agua, cerca de 10.000 policías y militares han sido desplegados en las inmediaciones de la ciudad de Iguala, donde el pasado 26 de septiembre desaparecieron los muchachos tras un ataque de policías municipales y miembros del cártel Guerreros Unidos.
“Desafortunadamente, un compañero policía federal perdió la vida en una de las operaciones de búsqueda”, dijo en una rueda de prensa el portavoz de la Presidencia mexicana, Eduardo Sánchez. Según medios mexicanos este policía era parte del cuerpo de buzos que buscan restos de los estudiantes en ríos y lagunas.
Entretanto, el secretario de Seguridad Pública y el fiscal de Guerrero fueron citados a declarar en calidad de testigos en las instalaciones de la fiscalía federal (PGR) para que no queden “cabos sueltos”, informó el director de la Agencia de Investigación Criminal de la PGR, Tomás Zerón.
Esta dependencia sigue buscando indicios “de algún cuerpo” en un basurero de una zona montañosa de la ciudad de Cocula intervenido desde el lunes, donde se sospecha que los policías corruptos entregaron los estudiantes a los narcotraficantes.
Sin anunciar un plazo, Zerón aseguró que los forenses e investigadores de la dependencia y la policía federal están “muy avanzados” en la identificación de 38 cuerpos hallados en fosas clandestinas cercanas a Iguala, 28 de los cuales se descartó inicialmente que fueran de los estudiantes.
La fiscalía espera corroborar pronto con sus especialistas esa información derivada de unas primeras tomas de ADN de la fiscalía regional y también con las pruebas genéticas y el peritaje independiente que realizan forenses argentinos por pedido de los padres de los desparecidos.
Entretanto, el nuevo gobernador de Guerrero, Rogelio Martínez Ortgea, dijo este jueves a una emisora local que hay “indicios” de que los estudiantes de la combativa escuela de magisterio de Ayotzinapa están vivos, indicó, basándose en testimonios de compañeros de los desaparecidos.
Esa esperanza es la que mantienen los familiares que el miércoles, tras reunirse por cerca de cinco horas con el presidente Enrique Peña Nieto, señalaron que no están satisfechos con las investigaciones y las promesas del gobierno.