Ariosto Lapostol, en 1973 estaba a cargo del Regimiento Arica Nº 21, nombre que tenía en ese entonces el regimiento emplazado en La Serena.
Familiares de detenidos desaparecidos esperan que Lapostol sea condenado, al menos por el crimen y posterior desaparición de un joven universitario Bernardo Cortés, quien fue detenido en la casa de una tía en Coquimbo el día 4 de octubre de 1973 y asesinado la madrugada del 5 de octubre, sin que hasta ahora se sepa el paradero de sus restos.
Ana Merino, presidenta de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos, se mostró esperanzada en que Lapostol sea condenado y asegura que hay testigos de que Bernardo Cortés fue asesinado al interior del regimiento y después hecho desaparecer.
Pero cómo surgen las acciones legales en contra del comandante del regimiento de esa época. Según concuerdan Ana Merino y el expresidente de la Comisión de Derechos Humanos que nace en la década de los 80, Carlos Oros Rojas, fue éste último el que le comunica a Merino que hay antecedentes como para encausarlo.
“En una conversación que tuvimos, Carlos Oros, me dijo que había antecedentes e incluso me da el nombre de dos conscriptos que podrían saber de lo ocurrido”, señala Merino
Por su parte, Carlos Oros, dice que él realiza estas gestiones, porque vio el sufrimiento de la madre de Bernardo Cortés y porque tomó un compromiso con ella, antes de que falleciera.
“Fue un compromiso que asumí con la madre de Bernardo Cortés, cuando ella se acercaba a la Comisión de Derechos Humanos, tratando de encontrar justicia e información sobre su hijo, era tanto el sufrimiento que expresaba ella que yo me comprometí a trabajar al máximo para que se supiera la verdad, aunque ella sabía que su hijo había sido muerto en el Regimiento Arica de La Serena, pero de su cuerpo nunca supieron, solo de un certificado de defunción que le entregaron”, recuerda Oros.
Añade que esa fue la razón por la que se entrevista con Ana Merino, “para entregar un testimonio de lo que fueron mis 10 días en el regimiento, lo que podría servir, porque conocí la estructura que tenía el grupo represor y torturador al interior del recinto y si se les llevaba a la justicia podrían entregar más informaciones sobre el término de la vida de Bernarso Cortés y me comprometí a declarar ante los tribunales esto”.
Así se inician las acciones en contra de Lapostol el año 2008. Y de hecho, tal como Oros le traspasa los nombres de los dos conscriptos que podrían saber algo, éstos fueron ubicados y al igual que Carlos Oros declararon en los tribunales. Uno de ellos se ha transformado en pieza clave, según dice Ana Merino, “porque narró que escuchó cómo arrastraban a Bernardo Cortés y después los disparos. Esperamos que se condene a Lapostol”, señala.