La izquierda en el poder en Francia sufrió este domingo un nuevo revés electoral con la vuelta a manos de la derecha del Senado, que también abrió sus puertas al Frente Nacional, lo que supone una “victoria histórica” para el partido de extrema derecha de Marine Le Pen.

La oposición conservadora, que necesitaba hacerse con siete escaños más para asegurarse la mayoría absoluta (175 bancadas de un total de 348), reivindicó la recuperación de esta cámara, que había perdido en 2011, desde que terminaron los comicios.

Según resultados parciales, la Unión por un Movimiento Popular (UMP), el principal partido de oposición y formación del expresidente Nicolas Sarkozy, que recientemente regresó a la escena política, contaba hacia las 18:00 GMT (15:00 en Chile) con 180 escaños junto a sus aliados de la Unión de los Demócratas e Independientes (UDI).

La presidenta del Frente Nacional (FN) celebró la “totalmente histórica” elección de dos senadores procedentes de dos plazas fuertes del partido en el sudeste de Francia: el joven alcalde de Fréjus, David Rachline (de 26 años), y Stéphane Ravier, jefe de filas de la extrema derecha en Marsella.

Marine Le Pen, que aparece a la cabeza en intención de voto según unos recientes sondeos, vio en estos resultados una “dinámica que se acelera de elección en elección”.

“Solo queda una puerta que abrir, la del Eliseo”, insistió Ravier, en referencia a la sede de la presidencia francesa.

Este es el tercer revés que sufre el gobierno socialista este año, tras las elecciones municipales y las europeas. Aunque no tiene mayores consecuencias, supone una nueva señal negativa para el presidente francés, François Hollande, en un momento de escasa popularidad.

El regreso de la derecha al Senado, que había caído por primera vez en manos de la izquierda en septiembre de 2011, se daba prácticamente por hecho desde la aplastante victoria de la UMP en las municipales de marzo.

En Francia, los senadores son elegidos por sufragio indirecto por un colegio de grandes electores.

Por eso mismo, también se contaba con la entrada de la extrema derecha, tras su éxito en los comicios municipales.

En la práctica, no obstante, las consecuencias de estos resultados son limitadas ya que en Francia, en caso de desacuerdo entre las dos cámaras del Parlamento, la última palabra la tienen los diputados.

Pero en lo que si afectará será en que complicará la tardea del gobierno, ya que un Senado de derecha puede retardar la adopción de proyectos a los que sea hostil.

El gobierno socialista llegó a estas elecciones en una situación aún peor que en la de las municipales: con unos resultados económicos estancados después de un crecimiento nulo en el primer semestre y una tasa de desempleo superior al 10%.

Los nuevos senadores se estrenarán el miércoles, cuando elijan a su nuevo presidente, un puesto muy codiciado por la derecha. Uno de los principales presidentes es el ex primer ministro Jean-Pierre Raffarin (2002-2005).

En Francia, el presidente del Senado, como segunda personalidad del Estado, es el encargado de remplazar al presidente de la República si éste muere o dimite.