A simple vista, es una humilde vivienda levantada con esfuerzo por una familia de los suburbios sudafricanos. Sólo al afinar la mirada descubres que se trata de una cómoda estancia para turistas de cómodos recursos que deseen vivir “al estilo” pobre.

Así se promociona el “Shanty Town” del Emboya Luxury Hotel & Spa en la ciudad de Bloemfontein, Sudáfrica, que en su propia publicidad reconoce que en los márgenes del país hay millones de personas viviendo en “casas” (así, con comillas) fabricadas con planchas de zinc, que pasan sus días con velas, una radio a pilas, un fogón compartido y baño al aire libre.

Este particular hotel busca apegarse al máximo a aquel ambiente, con muebles y utensilios ochenteros y básicos, baños en el exterior y tradicionales hornos en el centro del patio.

Pero, hay una trampa: no todo es pobreza. Cada cabaña, equipada para cuatro personas, cuenta con agua calefaccionada, piso calefaccionado, comida a la puerta y conexión a Wi-Fi. Y claro, no tendrá que temer delincuencia ni riesgos sanitarios.

El costo de una noche en cada choza cuesta 850 rands sudafricanos (cerca de 45 mil pesos chilenos) y el desayuno opcional 110 rands (unos 6 mil pesos). Una suma al alcance de muchos, pero que choca con la realidad sudafricana, donde el salario mínimo de un obrero bordea los 2 mil rands, es decir, poco más de 100 mil pesos chilenos.

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