Los rebeldes sirios y los yihadistas del Estado Islámico (EI) enterraron el hacha de guerra en un barrio periférico al sur de Damasco tras alcanzar un acuerdo, el primero de este tipo desde que comenzaron las hostilidades entre los dos grupos a principios de año, informó una ONG.

Los insurgentes -islamistas o moderados-, alcanzaron un alto el fuego en Hajar al Aswad, en la periferia capitalina, donde están presentes los dos adverasrios, explicó el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), una ONG con sede en Gran Bretaña.

Los términos del acuerdo contemplan, “las dos partes respetan una tregua hasta que se encuentre una solución definitiva y prometen no atacarse, pues consideran que el principal enemigo es el régimen nusairi”, un término peyorativo para designar a los alauitas, confesión a la que pertenece el presidente Bashar al Asad.

Tras los duros reveses sufridos en el norte y, sobre todo, en el este de Siria tras la ofensiva lanzada en julio, los rebeldes moderados habían conseguido expulsar a los combatientes del EI de cuatro de sus bastiones del sudeste de Damasco: Mesraba y Maydaa, en la Guta oriental, y Yalda y Beit Sahem.

“Los yihadistas se atrincheraron entonces en Hajar al Aswad, donde tienen una fuerte presencia”, precisó el OSDH.

Más de 190.000 personas murieron en la guerra en Siria desde marzo de 2011, según la ONU, en un conflicto que comenzó con la represión violenta de manifestaciones pacíficas y que ha acabado degenerando en una contienda compleja y multiforme en la que también están implicados los yihadistas del EI.