El Senado argentino se apresta a votar una ley para cambiar la sede de pago de la deuda, un proyecto que propondrá a París como sede alternativa a Buenos Aires y que busca sacar al país del default selectivo.

“Durante el debate de hoy (este miércoles) la bancada oficialista propondrá agregar al dictamen que Francia (plaza financiera de París) sea otra alternativa, además de Argentina, al cambio de lugar de cobro para los bonistas”, dijo a la AFP una fuente legislativa que pidió reserva de identidad.

Un debate áspero y maratónico, que comenzó en el Senado la tarde de este miércoles y es probable que se prolongue hasta el jueves, con la oposición de la presidenta Cristina Kirchner en minoría y contraria al proyecto.

La reforma abriría nuevas ventanillas de cobro, entre ellas París u otro lugar que elijan los bonistas, como forma de poner fin al congelamiento de fondos dispuesto por el juez Thomas Griesa, del Distrito Sur de Nueva York, al dinero depositado en el Bank of New York (BoNY).

Argentina depositó allí 539 millones de dólares para pagar a bonistas que aceptaron canjes de deuda en 2005 y 2010 (93% de los acreedores), pero el magistrado dispuso un cerrojo sobre el dinero que llevó al default selectivo a fines de julio.

El juez tomó la decisión para presionar a Argentina a cumplir una sentencia, que la obliga a abonar el 100% de una deuda por 1.330 millones de dólares a fondos especulativos que le ganaron un juicio.

El magistrado anticipó que la iniciativa argentina de modificar la sede de pago es “ilegal” y convocó a otra audiencia para el 10 de setiembre.

Financistas aliados de Argentina

Las calificadoras de riesgo tienen una expectativa negativa sobre el éxito de la medida, si pasa luego el filtro de diputados, pero el magnate mexicano David Martínez Guzmán, dueño del fondo de inversión Fintech Advisory, anunció que aceptará la ley en trámite.

“Es una medida correcta que debe tomar un país soberano ante un ataque judicial indebido”, dijo Martínez, con fuertes inversiones en Argentina y poseedor de bonos soberanos por casi 1.000 millones de dólares.

“Probablemente esta sea la decisión más correcta, puede ser la solución”, dijo recientemente a radio Vorterix Tulio Zembo, representante de unos 450.000 pequeños bonistas italianos.

También tenedores europeos de bonos pidieron a la Corte de Apelaciones de Nueva York que suspenda el bloqueo dispuesto por Griesa.

Por otro lado fondos de inversión, entre ellos Quantum Partners, del multimillonario George Soros, iniciaron una demanda judicial contra el BoNY para reclamar su dinero.

La bancada de senadores que responde al diputado peronista opositor, Sergio Massa, favorito entre los presidenciables para 2015, según las encuestas, alienta un plan alternativo al del gobierno para facilitar los pagos, pero también consideró que “el fallo de Griesa es de cumplimiento imposible”.

El dilema RUFO

Argentina quedó entre la espada y la pared debido a que si paga el 100% de la deuda a los fondos especulativos, como lo dispone la sentencia de Griesa, está obligada por contrato por una cláusula llamada RUFO, a extender el beneficio a todos los acreedores, lo que significa de hecho enfrentar a corto plazo pagos por más de 120.000 millones de dólares.

Las reservas del Banco Central ni siquiera alcanzan a los 30.000 millones de dólares.

La deuda se remonta a los préstamos que pedía Argentina entre 1990 y 2000. En 2001 el país declaró una colosal moratoria por casi 100.000 millones de dólares.

Desde 2003, el gobierno lleva pagados 173.000 millones de dólares de la deuda, según cifras oficiales.

Analistas consultados por la AFP, como el director de la consultora Hacer, Pablo Tigani, dijeron que el gobierno sólo está haciendo tiempo hasta 2015, cuando caduque, en enero, la cláusula RUFO y pueda negociar con los litigantes como lo hizo con las deudas con la petrolera española Repsol y el Club de París.

La nueva ley también reabre el canje de la deuda para el 7% de tenedores que lo rechazó.

La reestructuración implicó quitas de capital de 45% a 75%, pero los nuevos bonos arrojan altos rendimientos.

La tensión derivada del default parcial en que incurrió Argentina en julio, presiona el precio del dólar en un país con escasez de divisas, y la brecha entre dólar oficial y paralelo alcanza 70%.