Vigorexia: La obsesión que enferma cada vez más a los hombres

Dylan (CC) Flickr
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Conseguir un cuerpo perfecto no es sólo una meta que las mujeres persiguen. En la actualidad son cada vez más los hombres que se ejercitan para conseguir los músculos que han soñado, sin embargo, hay un límite que algunos están sobrepasando hasta el punto en que el deporte, el gimnasio y los suplementos alimenticios se vuelven una obsesión, estamos hablando de la vigorexia.

Este es un trastorno dismórfico muscular, que se traduce en una preocupación excesiva por la figura y una alteración de la autoimagen, el cual comenzaría en la adolescencia, afectado a la población masculina entre los 15 y 30 años, según explica Red Salud UC

Quienes padecen este trastorno no pueden controlar su necesidad por aumentar la musculatura, por lo que realizan ejercicio en forma compulsiva, llevan dietas ricas en proteínas, y en algunos casos se presenta el consumo de anabólicos y esteroides.

El problema es mucho más grave de lo que se puede pensar. Según explica la nutrióloga de la Red Salud UC, Paola Negrón, “son personas que tienden a darle mucha importancia al ‘rollito’ y tratan de tener el menor porcentaje de grasa posible. Incluso se miden los pliegues corporales y el diámetro de los músculos”. En casos extremos abandonan sus trabajos, familias y actividades recreativas.

La psiquiatra Dolly Figueroa, dice que esto se explica como una “anorexia inversa. En vez de adelgazar las personas sienten la compulsión por generar masa muscular. Hay una distorsión de la imagen corporal: la persona se ve flaca y débil, a pesar de tener grandes músculos. Estas variables afectan a pacientes con baja autoestima, inseguros o muy rígidos”.

¿Cómo reconocer a una persona con vigorexia?

Una de las primeras características que presentan es el cambio en la alimentación, consumen alto contenido proteico y bajo en lípidos. Ingieren suplementos, usan quemadores de grasas, potenciadores de actividad muscular, efedrina e incluso se pueden inyectar esteroides.

¿Existe tratamiento?

Sí, pero el trabajo parte por el hombre afectado para que pueda cambiar la perspectiva que tiene sobre su cuerpo. La familia cumple una tarea fundamental, ya que son quienes brindan el apoyo cuando ellos comienzan el proceso para mejorar este estado.
“La vigorexia se puede tratar con una terapia cognitivo conductual y con inhibidores de la recaptación de serotonina, es decir, con antidepresivos”, dice la doctora Figueroa.

¿Hay riesgos al padecer vigorexia?

Sí, pues es una enfermedad como cualquier otra, por lo que existen efectos negativos. Riesgos traumatológicos y cardiovasculares son los principales. Se han descrito infartos porque el músculo cardíaco se pone tan grueso que las arterias no alcanzan a irrigarlo, asegura la doctora Figueroa.

Lesiones óseas y de los tendones también son parte de los efectos negativos. En el caso del consumo excesivo de anabólicos se generan serios problemas, como una mayor predisposición a sufrir patologías hepáticas, además de disfunción eréctil e infertilidad.

istolethetv (CC)

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Conseguir un cuerpo perfecto no es sólo una meta que las mujeres persiguen. En la actualidad son cada vez más los hombres que se ejercitan para conseguir los músculos que han soñado, sin embargo, hay un límite que algunos están sobrepasando hasta el punto en que el deporte, el gimnasio y los suplementos alimenticios se vuelven una obsesión, estamos hablando de la vigorexia.

Este es un trastorno dismórfico muscular, que se traduce en una preocupación excesiva por la figura y una alteración de la autoimagen, el cual comenzaría en la adolescencia, afectado a la población masculina entre los 15 y 30 años, según explica Red Salud UC

Quienes padecen este trastorno no pueden controlar su necesidad por aumentar la musculatura, por lo que realizan ejercicio en forma compulsiva, llevan dietas ricas en proteínas, y en algunos casos se presenta el consumo de anabólicos y esteroides.

El problema es mucho más grave de lo que se puede pensar. Según explica la nutrióloga de la Red Salud UC, Paola Negrón, “son personas que tienden a darle mucha importancia al ‘rollito’ y tratan de tener el menor porcentaje de grasa posible. Incluso se miden los pliegues corporales y el diámetro de los músculos”. En casos extremos abandonan sus trabajos, familias y actividades recreativas.

La psiquiatra Dolly Figueroa, dice que esto se explica como una “anorexia inversa. En vez de adelgazar las personas sienten la compulsión por generar masa muscular. Hay una distorsión de la imagen corporal: la persona se ve flaca y débil, a pesar de tener grandes músculos. Estas variables afectan a pacientes con baja autoestima, inseguros o muy rígidos”.

¿Cómo reconocer a una persona con vigorexia?

Una de las primeras características que presentan es el cambio en la alimentación, consumen alto contenido proteico y bajo en lípidos. Ingieren suplementos, usan quemadores de grasas, potenciadores de actividad muscular, efedrina e incluso se pueden inyectar esteroides.

¿Existe tratamiento?

Sí, pero el trabajo parte por el hombre afectado para que pueda cambiar la perspectiva que tiene sobre su cuerpo. La familia cumple una tarea fundamental, ya que son quienes brindan el apoyo cuando ellos comienzan el proceso para mejorar este estado.
“La vigorexia se puede tratar con una terapia cognitivo conductual y con inhibidores de la recaptación de serotonina, es decir, con antidepresivos”, dice la doctora Figueroa.

¿Hay riesgos al padecer vigorexia?

Sí, pues es una enfermedad como cualquier otra, por lo que existen efectos negativos. Riesgos traumatológicos y cardiovasculares son los principales. Se han descrito infartos porque el músculo cardíaco se pone tan grueso que las arterias no alcanzan a irrigarlo, asegura la doctora Figueroa.

Lesiones óseas y de los tendones también son parte de los efectos negativos. En el caso del consumo excesivo de anabólicos se generan serios problemas, como una mayor predisposición a sufrir patologías hepáticas, además de disfunción eréctil e infertilidad.

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