La guerra en Siria provocó ya la muerte de más de 191.000 personas, según datos publicados este viernes por la ONU, que señaló que son “más del doble” de fallecidos que hace un año y condenó de paso la “parálisis internacional” que alienta a los “asesinos”.

La Alta Comisionada para los Derechos Humanos de la ONU, Navy Pillay, consideró en un comunicado “escandaloso que a pesar de sus enormes sufrimientos, la difícil situación de los heridos, desplazados, detenidos y familias de personas asesinadas o desaparecidas no genere más atención” este conflicto.

El Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos registró 191.369 casos documentados de personas que murieron en Siria entre marzo de 2011, cuando comenzaron las protestas contra el régimen de Bashar al Asad que después degeneraron en conflicto armado, y finales de abril de 2014, lo que supone “más del doble” de los 93.000 casos registrados hace un año.

Según la ONU, no cabe duda de que el cálculo de más de 191.000 muertos es una estimación a la baja respecto a la cifra real de fallecidos.

En diciembre de 2011, el Alto Comisionado había registrado más de 5.000 muertos, que en enero de 2013 habían ascendido hasta 60.000 fallecimientos.

La mayor cifra de muertes documentadas por la ONU se registró en la periferia rural de Damasco (39.393), seguida de Alepo (31.932), Homs (28.186), Idleb (20.040), Daraa (18.539) y Hama (14.690).

De entre las personas muertas registradas, más del 85% eran hombres. Como en informes anteriores, la ONU no pudo establecer una distinción entre combatientes y no combatientes.

AL MENOS 8.800 NIÑOS MUERTOS

Por el momento se ha documentado la muerte de 8.803 menores de edad, de los que 2.165 eran niños de menos de 10 años, pero la cifra real probablemente sea más elevada, dado que en un 83,3% de los de los casos la edad de las víctimas no está documentada.

Este tercer estudio del Alto Comisionado fue realizado empleando una lista combinada de 318.910 muertes documentadas y de las que se identificó tanto el nombre de la víctima como el lugar y la fecha de la muerte.

Para su elaboración, la ONU empleó datos procedentes de cinco fuentes diferentes: el gobierno sirio (hasta finales de marzo de 2012), el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (hasta finales de abril de 2013), el Centro Sirio para las Estadísticas y la Investigación,la Red Siria de Derechos Humanos y el Centro de Documentación y Violaciones.

Además, “un número significativo de muertes pueden no haber sido ni siquiera indicadas por ninguna de las cinco fuentes”, señaló.

Pillay reiteró que existen “serias alegaciones según las cuales se han cometido crímenes de guerra y de lesa humanidad en repetidas ocasiones con total inmunidad”, y lamentó que el Consejo de Seguridad no haya conseguido llevar este caso ante la Corte Penal Internacional (CPI), “donde claramente debería estar”.

“Es una verdadera inculpación de la época en la que vivimos, no solo que se haya permitido que (esta situación) dure tanto tiempo, sin que se vislumbre un final, sino también que ahora está teniendo un impacto horrible en cientos de miles de personas al otro lado de la frontera, en el norte de Irak, y que la violencia haya llegado también a Líbano”, lamentó Pillay.

La jefa de la ONU para los Derechos Humanos urgió a los gobiernos de todo el mundo a “adoptar medidas serias para detener los comabates e impedir los crímenes”.

Por encima de todo, los Estados deberían “dejar de alimentar esta monumental y abominable catástrofe a través de la provisión de armas y otro material militar”, dijo.