El balance de víctimas por los corrimientos de tierra de la ciudad japonesa de Hiroshima aumentó el jueves a 39 muertos y 43 desaparecidos, una tragedia cuya respuesta tardía de las autoridades fue denunciada en el país. Un recuento anterior dio cuenta de 39 muertos y 26 desaparecidos en esta ciudad del suroeste del país.
“Todavía hay muchos desaparecidos”, lamentó el primer ministro, Shinzo Abe. “He ordenado emplear todos los medios para hallarlos lo antes posible y apoyar a los refugiados”, agregó, pero las tareas de búsqueda fueron suspendidas la noche del jueves debido a nuevas lluvias.
Más de 2.500 bomberos, policías y soldados habían sido enviados durante la jornada sobre el terreno, más de 36 horas después de la catástrofe. Una orden de evacuación fue emitida en un barrio donde todavía permanecen algunas personas, tras la alerta de nuevos aludes de agua procedentes de la montaña.
“Se prevén importantes precipitaciones el viernes”, advirtió la Agencia meteorológica.
Las zonas más afectadas, al pie de una montaña, fueron evacuadas tras la catástrofe y un millar de personas están albergadas en instalaciones públicas. Los corrimientos de tierras se produjeron en la madrugada del miércoles después de intensas lluvias: en el espacio de tres horas cayó tanta agua como en un mes normal, según los meteorólogos.
Las autoridades reconocen que subestimaron el peligro y tardaron en pedir a los habitantes que abandonaran sus casas.
Tardaron tres horas en constituir un grupo de crisis, respecto a la alerta de la Agencia meteorológica sobre las violentas lluvias que se avecinaban. Cuando se movilizaron a casi 1.800 empleados municipales en plena noche para socorrer a la población, los corrimientos ya habían empezado.
Todos los testigos hablan de tormentas inimaginables, de ruidos terroríficos y de un fuerte olor a tierra cuando se produjo la catástrofe. “De todos modos, era de noche y vistas las trombas de agua hubiera resultado difícil salir”, comentó un vecino a la televisión.
Hiroshima es la región de Japón considerada la más proclive a sufrir este tipo de tragedias debido a la naturaleza inestable de sus tierras.
El emperador de Japón y su esposa publicaron un mensaje de simpatía a la población afectada. En tanto, según la prensa, el presidente ruso, Vladimir Putin, y el gobierno surcoreano, también enviaron mensajes de apoyo, un gesto apreciado en Japón que mantiene relaciones distantes con ambos países.
Dado el estado de las tierras en Hiroshima, no haría falta mucho para que se produjeran nuevos aludes de barro, previenen los expertos. Según la Agencia meteorológica, las condiciones siguen siendo inestables en el suroeste y el norte del país y otras regiones presentan riesgos de lluvias torrenciales y deslizamientos de tierras.