Turquía se disponía este domingo a convertir a su primer ministro, Recep Tayyip Erdogan, en el primer presidente del país elegido por sufragio universal directo y a prolongar cinco años su mandato a la cabeza del país, a pesar de las acusaciones de deriva autoritaria en su contra.

Salvo sorpresas, Erdogan, en el poder desde 2003, podría llevarse la victoria en la primera vuelta de las presidenciales, obteniendo así carta blanca en los próximos cinco años para continuar su transformación del país con tintes islamo-conservadores.

Unos 53 millones de electores están llamados a las urnas, desde las 08H00 locales (05H00 GMT).

“Voy a votar por la estabilidad, Turquía ha sido bien dirigida desde hace trece años”, declaró a la AFP Efgan, un portero del barrio de Yildiz, un feudo laico de Ankara.

“Estoy aquí para que Erdogan no pueda ser elegido”, afirmó Melih Kocak, de 40 años, al salir de una cabina electoral del barrio de Besiktas, en Estambul. “Pero por desgracia, ya sabemos que será presidente”, reconoció.

Si Erdogan, de 60 años, gana estas elecciones, se convertirá en el político turco que ha estado más tiempo en el poder después de Mustafa Kemal Ataturk, fundador de la Turquía moderna y laica.

El primer ministro dominó la campaña electoral con su carisma y su poder financiero, lo que le hizo posible inundar el país con anuncios publicitarios sobre su gloria, y ninguno de sus dos adversarios parece tener posibilidades de bloquear su camino al palacio de Cankaya.

Las últimas encuestan otorgan a Erdogan, jefe del Partido de Justicia y Desarrollo (AKP), entre 51 y 57% de las intenciones de voto.

Erdogan se opone a un solo candidato de los dos principales partidos de oposición, Ekmeleddin Ihsanoglu, un prestigioso académico de 70 años, exjefe de la Organización de la Cooperación Islámica (OCI).

Frente a los inflamados discursos del jefe del Gobierno, Ihsanoglu solo ha conseguido dar una imagen de abuelo tranquilizador, pero sin destacar.

“La campaña ha sido injusta, desproporcionada, pero confiamos en el sentido común de nuestra nación”, lamentó Ihsanoglu al votar en Estambul. “Pasaremos la primera vuelta con facilidad”, pronosticó a pesar de lo que dicen los sondeos.

El otro contrincante de Erdogan es un abogado de 41 años, Selahattin Demirtas, de la minoría kurda del país, seleccionado por el Partido democrático popular (HDP) y que puso como prioridad las libertades y los derechos.

“Sea cual sea el resultado, esperamos que la libertad, la democracia y la fraternidad triunfen”, dijo al votar en Diyarbakir, la “capital” kurda, en el sudeste.

Acusaciones de despotismo

Seguro de su victoria, Erdogan concluyó su campaña electoral llamando a sus partidarios a “reventar las urnas” para dar una “cachetada democrática” a sus rivales.

Pero, “el sultán”, como se le apoda, enfrentó en los últimos años, en las calles y en las redes sociales, acusaciones de despotismo, tanto por parte de ex aliados como de opositores.

En junio de 2013, millones de turcos salieron a las calles para denunciar un giro autoritario e islamista del poder. La severa represión de esta revuelta empañó la imagen del gobierno.

En invierno pasado, salió a la luz un escándalo de corrupción sin precedentes. Erdogan denunció entonces un “complot” de su ex aliado islamista Fethullah Gülen, procedió a una purga en la policía y adoptó leyes de control de internet, levantando una nueva ola de críticas.

Pero incluso criticado como nunca antes, Erdogan ganó cómodamente las elecciones locales de marzo y sigue batiendo récords de popularidad.

Obligado a ceder el sillón de primer ministro en las elecciones legislativas de 2015, Erdogan está decidido a mantener las riendas del país desde la presidencia, un cargo que, tal y como está definido en la Constitución de 1982, es en gran parte simbólico, con el poder político real concentrado en manos del primer ministro.

Pero Erdogan, que falló en 2013 en su intento de instaurar un régimen presidencial, dejó claro que utilizaría todos los poderes a su alcance y, sobre todo, que aprovechará la unción del sufragio universal para reformar la Constitución y ” presidencializar” el gobierno.

Una “fantasía”, lo calificó Ihsanoglu, que al igual que los adversarios del AKP y muchos observadores denuncian “el peligro de deriva autoritaria”.

Los colegios electorales cerrarán sus puertas a las 17:00 locales (10:00 horas en Chile), y los resultados serán comunicados por la noche.